Leslie Burke tiene 43 años y padece una enfermedad degenerativa que causará su muerte. Esta semana, este hombre entró en la historia británica al lograr que el Tribunal Supremo de Justicia de Londres le garantizara que no le retirarán la alimentación artificial cuando su mal ingrese a la fase terminal y evitar que muchas personas como él mueran por decisión de sus médicos.
En medio del debate sobre la eutanasia, Burke llevó al Consejo Médico ante la justicia debido a que la actual directiva oficial para el tratamiento de pacientes terminales, permite a los médicos suspender la alimentación artificial de los enfermos cuando crean que su “calidad de vida” ya no es “digna” y el paciente no pueda comunicar su opinión.
Burke argumentó ante la Corte que esta directiva se opone al derecho a la vida consagrado por una ley de derechos humanos de 1998.