Benedicto XVI introdujo el tema del diálogo recordando su encuentro hace años con el filósofo Jürgen Habermas, que expresó al entonces Cardenal Ratzinger la necesidad de encontrar "pensadores capaces de traducir las convicciones cifradas de la fe cristiana en el lenguaje del mundo secularizado para hacerlas más eficaces de forma nueva".
"De hecho –observó el Papa– cada vez es más evidente la urgencia que tiene el mundo de un diálogo entre fe y razón", sobre todo cuando "la capacidad cognoscitiva del ser humano, su dominio sobre la materia gracias a la fuerza del pensamiento, ha conseguido progresos inimaginables" y "su poder, crecido gracias a la ciencia, se convierte en un peligro que amenaza a la persona y al mundo" .
El Papa urgió a que “la ciencia debe acoger, de forma nueva, como un reto y una oportunidad la fe en el Dios, que es en persona la razón creadora del universo". "Recíprocamente, esta fe debe reconocer nuevamente su intrínseca vastedad y su carácter racional. La razón necesita al Logos que está al principio y es nuestra luz; la fe necesita el coloquio con la razón moderna para darse cuenta de su grandeza y cumplir con su responsabilidad”.
Abordando a continuación la cuestión del diálogo entre las religiones, el Papa dijo que “la razón secularizada no es capaz de entablar un diálogo verdadero con las religiones”, y advirtió que “si se cierra frente a la cuestión de Dios se acabará llegando al enfrentamiento de culturas”.