"Un aborto no desaparece los malos recuerdos. Al contrario, convierte el vientre de una mujer en un cementerio y no en una cuna como debería de ser", advirtió el sacerdote salvadoreño Samuel Bonilla –conocido en redes sociales como el Padre Sam– en medio de la polémica por un proyecto de ley que busca legalizar esta práctica en El Salvador.
El aborto en El Salvador está completamente prohibido y la Constitución vigente en el país reconoce "como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción".
Sin embargo, recientemente la presidenta de la Asamblea Legislativa de El Salvador, Lorena Peña, del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), presentó un proyecto de ley que busca despenalizar esta práctica "cuando corre riesgo la vida de la madre, es decir, cuando puede morir, así como cuando este es producto de la trata de personas, niñas violadas, y cuando es inviable la vida del feto".