El Papa Francisco recurrió a una nueva excepción para inscribir hoy en el libro de los santos al sacerdote jesuita José de Anchieta, el llamado "Apóstol de Brasil", a la religiosa María de la Encarnación, conocida como la "Madre de la Iglesia Católica en Canadá", y al Obispo de Québec (Canadá), Mons. Francisco de Montmorency-Laval.
Según la Constitución Apostólica Divinus Perfectionis Magister de 1983 y las normas de la Congregación para las Causas de los Santos, para que un beato sea declarado santo se necesita la aprobación de un milagro concedido por su intercesión. Sin embargo, el Papa tiene la facultad de suprimir este requisito.