Sin embargo, el Santo, avanzado en edad, explicó que "sólo Cristo mismo realiza verdadera y completamente el Sermón de la Montaña. Nosotros tenemos siempre necesidad de ser lavados por Cristo, que nos lava los pies, y renovados por Él. Tenemos necesidad de una conversión permanente. Hasta el final tenemos necesidad de esta humildad que reconoce que somos pecadores en camino, hasta que el Señor nos da la mano definitivamente y nos introduce en la vida eterna", explicó el Papa.
"Convertido a Cristo –siguió el Pontífice-, que es verdad y amor, Agustín lo siguió por toda la vida y se ha convertido en un modelo para todo ser humano, para todos nosotros que buscamos a Dios".
El Pontífice explicó finalmente que por eso quiso concluir su peregrinación a Pavía el 27 de abril de 2007 volviendo a presentar idealmente a la Iglesia y al mundo, frente a la tumba de este gran enamorado de Dios, mi primera encíclica, titulada Deus caritas est. "Esta, en efecto, debe mucho, sobre todo en su primera parte, al pensamiento de San Agustín".
"También hoy, como en su tiempo, la humanidad tiene necesidad de conocer y sobre todo de vivir esta realidad fundamental: Dios es amor y el encuentro con él es la única respuesta a las inquietudes del corazón humano", concluyó el Pontífice.