El Papa Juan Pablo II urgió a los obispos estadounidenses a velar para que quienes descubran la vocación sacerdotal tengan una formación que los haga “fuertes en su vida espiritual y enamorados de la Iglesia”.
Al recibir a veinte obispos de las provincias eclesiásticas de Detroit y Cincinnati reunidos en visita “ad limina”, el Santo Padre pidió que en sus seminarios se formen “personalidades maduras y equilibradas, hombres capaces de establecer relaciones humanas y pastorales sólidas, expertos en teología, fuertes en su vida espiritual y enamorados de la Iglesia".
El Papa explicó que "la formación adecuada en la castidad y el celibato sigue siendo un componente esencial de la formación de los seminaristas, junto con la exposición de una comprensión teológica sólida y correcta de la Iglesia y el sacerdocio”.