Al recibir a un nuevo grupo de obispos franceses en visita Ad Limina, el Papa Juan Pablo II abordó el tema de la vocación y misión de los laicos, y observó que a pesar de que haya disminuido el número de sacerdotes y de fieles laicos practicantes en los últimos años en Francia, los obispos deben conservar la esperanza ya que los laicos se esfuerzan por adquirir una sólida preparación para ayudar a sus pastores.
Los laicos en Francia, observó el Papa, “en su afán por servir a la Iglesia, aspiran a una coherencia más grande entre la fe y su expresión en la vida cotidiana”; y “han vuelto a descubrir el amor por el estudio de las Escrituras y la meditación de la Palabra y tienen un mayor sentido de responsabilidad y de compromiso con la justicia y las obras de solidaridad frente a las nuevas situaciones de precariedad”.
El Santo Padre subrayó la necesidad de comunión entre los sacerdotes y los obispos, mediante la cual pueden “evangelizar las culturas, hacer que penetre la fuerza del Evangelio en las realidades de la familia, del trabajo, de los medios de comunicación, del deporte, del ocio y animar cristianamente el orden social y la vida pública, nacional e internacional”.