Al finalizar el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto Xvi condenó nuevamente la ola de violencia que sacude Medio Oriente y demandó la liberación del Arzobispo de Mosul, Irak, Mons. Paulos Faraj Rahho, secuestrado el 29 de febrero pasado.
“La violencia y el horror han nuevamente ensangrentado la Tierra Santa alimentando una espiral de destrucción y muerte que parece no tener fin”, indicó el Pontífice y llamó a pedir a Dios “con insistencia” la paz.
El Santo Padre confió a la misericordia divina a las víctimas inocentes de los ataques y se solidarizó con las familias y heridos.