Durante el Ángelus del primer domingo del tiempo de Cuaresma 2010, el Papa Benedicto XVI recordó que para cambiar nuestra sociedad es necesario iniciar con la conversión personal.
Al comentar el pasaje del Evangelio de las tentaciones del Señor, el Papa recordó que “Cristo ha venido al mundo para liberarnos del pecado y de la ambigua atracción de proyectar nuestra vida prescindiendo de Dios. Y lo ha hecho luchando en primera persona contra el Tentador, hasta la Cruz".
"Este ejemplo -agregó- vale para todos: el mundo se mejora comenzando con uno mismo, cambiando, con la gracia de Dios, aquello que no está bien en la propia vida”, dijo el Papa. El Pontífice hizo una reflexión sobre las tres tentaciones a las que hace frente Cristo cuando se retira al desierto: “La primera tiene su origen en el hambre, es decir en la necesidad material".