En una conferencia de prensa para medios católicos en Denver, Colorado, (Estados Unidos), el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, exhortó a "abrir el corazón a los 11 millones de personas que viven aquí sin autorización".

El Prelado señaló que en vez de que despierte la consciencia por reconocer la dignidad humana de los esclavos, la gente de color, los trabajadores agrícolas y los niños no nacidos, "Estados Unidos ha abordado el tema de la discriminación, el perfil criminal basado en la raza, el control de identidad, las incursiones tipo comando en los lugares de trabajo y hogares y las detenciones arbitrarias".

Indicó que el país está llamado a dar lugar a la gran diversidad de personas que hablan distintos idiomas y tienen diferentes creencias, costumbres y tradiciones, porque esta es la "visión con que se fundó" la nación.

Mons. Gómez contó que luego de haber rezado y estudiado el tema migratorio "he llegado a esta conclusión: la reforma migratoria nos ofrece un momento especial como nación (...). Tenemos la oportunidad de crear un camino para dar la bienvenida a millones de nuevos estadounidenses que compartirán los ideales nacionales, creencias y valores. Esta nueva generación de inmigrantes se compromete a ayudar a renovar el alma de Estados Unidos".

El sueño americano que está en debate en esta reforma es "nuestro debate nacional sobre la inmigración, es una gran lucha por el espíritu y el alma" del país expresó Mons. Gómez, que es él mismo ciudadano estadounidense nacido en Monterrey, México.

Resaltó que el sueño americano siempre ha sido "un trabajo en progreso... no desarrollado totalmente". La esclavitud y la discriminación por raza han sido siempre plagas sobre el sueño, la realidad de lo que ha sido a la vez "dolorosa y parcial". Sin embargo, dijo que ese sueño americano a pesar de su realidad imperfecta sigue siendo precioso y universal.

El Arzobispo señaló que la inmigración ilegal "no es un delito común", sin embargo por intentar cumplir la ley respecto a este tema, se "rompe a las familias (...) estamos hablando de padres que sin previo aviso, no van a venir a cenar esta noche, las mujeres  se quedan de repente como madres solteras para criar a sus hijos en la pobreza".

Estados Unidos, enfatizó el Prelado, se olvidó que los etiquetados "ilegales" son, por ejemplo, "el vecino que con su trabajo se mantiene y tiene hijos en la escuela (...) ¿Desde cuándo se ha convertido en una nación que castiga a los niños inocentes por los pecados de sus padres?".

Señaló que la respuesta a este "crimen tan cruel" tiene como resultado más de un millón de deportados en los últimos cuatro años y miles de detenidos sin cargos ni representación.

"El alma de América se está convirtiendo en una fuerza que priva a los niños de sus padres (...). Tenemos que detenernos. Somos un pueblo mejor que esto", exhortó Mons. Gómez.

"Hay momentos en la vida de una nación, que son una prueba. Estamos viviendo uno de esos momentos (...) La manera como respondemos al reto de la inmigración ilegal medirá nuestro carácter nacional y de conciencia en esta generación", reflexionó.

Explicó además que en generaciones anteriores se dió la bienvenida a los que llegaban de todos los países de Europa, y ahora los inmigrantes provienen mayoritariamente de Latinoamérica y Asia.

Mons. Gómez recordó que los padres de la patria -los autores de la Declaración de la Independencia- tenían una visión de un país "donde los hombres y mujeres de toda raza, religión y origen nacional podían vivir en igualdad", creando una nación de "diversidad floreciente" a través de la inmigración.

El Prelado resaltó que la mayoría de los estadounidenses han olvidado sus raíces inmigrantes, y así como la Iglesia en el país es uno de los inmigrantes, el debate sobre la inmigración es de hecho "sobre el futuro de la Iglesia y nuestro pueblo católico", ya que la mayoría son inmigrantes católicos latinos

Durante su declaración hizo las siguientes preguntas "¿Qué significa ser estadounidense?; ¿Quiénes somos como pueblo y hacia dónde vamos como país?; ¿Cuál será la próxima cara del país?"-

El Arzobispo se dirigió a los católicos y les dijo que es necesario que sean "la conciencia de nuestra nación. Tenemos que ayudar a nuestros vecinos para recordar la visión de los fundadores de América - que todos los hombres y mujeres son creados iguales y dotados por su Creador con derechos inalienables".

"No importa de dónde vienen ni cómo llegaron aquí. No importa qué tipo de documentos tienen o no tienen", concluyó.