"No fue hasta que estuve embarazada que empecé a realmente examinar mis sentimientos sobre los aspectos morales del aborto. Me tomó más de un año salir embarazada de mi hija. La primera vez que vi el diminuto destello de los latidos de su corazón en la pantalla del ultrasonido, me quedé completamente enamorado de ella", manifestó.
"Al final llegué a la conclusión que la única cosa que hizo a mi hija diferente a los demás bebés que asesiné, fue el hecho de que la deseaba. Era como si cayera una venda mis ojos y pude percibir lo que antes no se me permitía ver en tantos años de haber acabado con nuevas vidas".
La Dra. Moore compara su conversión a la de Saulo de Tarso en camino a Damasco para convertirse en San Pablo, porque él trabajó incansablemente en la difusión del Evangelio después de haber pasado años persiguiendo a los cristianos.