Cotelo: Hemos roto mitos y moldes creados por mentalidades estrechas, pero sin ningún atrevimiento por nuestra parte. Simplemente, lo hemos hecho, sin que haya en ello un acto de valentía. Hemos roto el mito de que un documental ha de ser necesariamente aburrido, o para un público especial. Hemos roto el molde que pretende encasillar a todos los sacerdotes como personas retrógradas, antipáticas, pederastas… Pero en realidad, quien rompe el molde es quien pretende reducir la realidad a tópicos. Nosotros no hemos inventado nada nuevo, sino que hemos contado la verdad: el mundo está lleno de gente buena, maravillosa, ejemplar, en los que los medios de comunicación no se fijan. Entre ellos, muchos son sacerdotes. Pero basta con salir a la calle con los ojos abiertos, libres de prejuicios, para encontrar tantas historias hermosas que nadie cuenta. Un simple ejemplo: una persona besa a otra. Eso, debería ser noticia. Y, en cambio, la noticia que se suele dar es que uno ha agredido a otro.
ACI Prensa: Ustedes han recibido noticias de espectadores jóvenes que gracias a la película han decidido optar por una vocación sacerdotal. ¿Nos podría dar algunos detalles?
Cotelo: Pertenece al ámbito de la intimidad de esas personas y, por tanto, no debo sacarlo en público, aunque ellos hayan tenido la generosidad de compartirlo con nosotros. Simplemente diré que, a diario, nos llegan muchos mensajes, cartas escritas a mano, llamadas de teléfono, de personas que comparten con nosotros de qué modo íntimo la película les ha provocado a vivir una vida más generosa con Dios y con las personas que tienen cerca. Es muy emocionante, precioso. Nos pasamos el día dando gracias a Dios por servirse de nuestro trabajo para despertar a tantas personas dormidas.