El P. Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, propuso ante el Papa Benedicto XVI y los responsables de algunos dicasterios, un día de ayuno y penitencia para solidarizarse con quienes han sufrido casos de inconducta sexual de sacerdotes.
Durante su primera predicación de Adviento realizada en la capilla Redemptoris Mater del Vaticano y dedicada a las Bienaventuranzas, el sacerdote dijo que "la Iglesia ha llorado y suspirado en tiempos recientes por las abominaciones cometidas en su seno por algunos de sus ministros y pastores" y llamó a "llorar delante de Dios, afligirse como se aflige Dios".
"Las lágrimas más bonitas de hecho son las que nos llenan los ojos cuando iluminados por el Espíritu Santo, gustamos y vemos cuanto bueno es el Señor", agregó.