La ola de robos en templos católicos en Honduras sumó un nuevo caso con el hurto del Cáliz de la Iglesia de Santa Ana, ubicada a 30 kilómetros al sur de Tegucigalpa, informaron fuentes locales.
Ana Magda Rodríguez, encargada del servicio de ese templo, lamentó que actualmente los ladrones "ya no respeten ni las cosas sagradas porque consuman el hurto del Santísimo entrando por el campanario y saliendo por la puerta de la sacristía".
"Los ladrones aprovecharon que (el 27 de julio) la comunidad estaba distraída en la feria de la Virgen de Santa Ana para escalar durante la noche hasta el campanario, de unos 30 metros de altura, y bajar por una escalera para robar el Cáliz bañado en oro", anotó Rodríguez.