2. Llama al hombre a ejercer la paternidad: La mujer es quien incorpora al varón a la paternidad. Desde los primeros días de ser concebido, la madre le presenta al padre a su hijo, a un nivel celular, dice la Dra. Natalia López Moratalla. Y luego, la mujer es quien va mostrando al hombre quién es su hijo y lo ayuda a comprender los procesos del crecimiento infantil y adolescente. ¡Con qué frecuencia los hijos acuden a sus madres para pedir interceder ante el padre! Ella es capaz de ver las situaciones con realismo e intuición a la vez, y de mantenerse próxima a las necesidades de uno y de otro.
3. Su presencia es insustituible: Especialmente los primeros años de vida del hijo, las neurociencias nos dicen que "la corteza cerebral no crece automáticamente, sino según la estimulación que recibe mientras está en su período de crecimiento principal, en los primero años y cuando está en manos de su madre. Muchos estudios demuestran que mientras más horas pasa un hijo con su madre, más elevado será su coeficiente intelectual… También se descubre que los lóbulos cortico-límbicos se desarrollan únicamente como respuesta a la estimulación de la madre. El sistema límbico es esa parte del cerebro que gobierna el sentido de sí mismo, las emociones, el autocontrol, la compasión… La estimulación del sistema límbico comienza con la mirada mutua de la madre y el bebé".
4. Es formadora de la persona humana: La mujer posibilita a los hijos el ingreso al mundo afectivo pues es la primera referencia de amor y acogida; y en el transcurso de la vida de cada hijo lo forma en los valores humanos y cristianos, enseñándole las normas de la convivencia social.
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