La comunidad católica iraquí dio su último adiós a Mons. Paulos Faraj Rahho, el Arzobispo caldeo de Mosul secuestrado el 29 de febrero pasado y cuyo cadáver apareció ayer. Su ataúd fue llevado en hombros por las calles de la ciudad en la que trabajó pastoralmente por 30 años.
Los restos mortales del Arzobispo llegaron a Kremlis, a 35 kilómetros al este de Mosul, donde lo esperaban numerosos fieles con flores y ramos de olivo. Será sepultado en la iglesia de Mar Adaa. Se espera que diversas delegaciones cristianas procedentes de todo el país asistan al sepelio.
Aún no se ha informado si Mons. Rahho fue asesinado o murió como consecuencia de problemas de salud. Sin embargo, fuentes no oficiales revelaron a la prensa que su cadáver ya presentaba signos de descomposición y posiblemente falleció hace varios días.