Luego de que el Papa Francisco aceptó la renuncia del Cardenal Ricardo Ezzati como Arzobispo de Santiago de Chile, el Purpurado manifestó que se va "muy agradecido" y "con la frente muy en alta" respecto a la forma en que la arquidiócesis enfrentó los casos de abusos y encubrimientos.
La actual crisis de la Iglesia en Chile es consecuencia del destape de un gran número de casos de abusos sexuales, de poder, de conciencia y de encubrimiento por parte de miembros del clero.
En ese contexto el Cardenal Ezzati enfrenta la justicia civil como imputado por presunto encubrimiento de abusos sexuales cometidos por el excanciller del Arzobispado de Santiago, P. Oscar Muñoz Toledo.