En su despedida a las autoridades civiles y religiosas de Castel Gandolfo antes de volver a Roma, el Papa Benedicto XVI propuso el ejemplo de caridad y amor concretos de San Vicente de Paúl, quien muestra además como ser una verdadera luz para los demás, especialmente para los más pobres en el cuerpo y el espíritu.
El Papa saludó al Obispo de Albano, Mons. Marcello Semeraro, y a los sacerdotes y religiosos que le acompañaban, y expresó su gratitud al alcalde de Castelgandolfo y a la administración de esa localidad. Asimismo dio las gracias a los diversos servicios de la Gobernación Vaticana, al Cuerpo de Gendarmería y a la Guardia Suiza, para finalizar con las Fuerzas de Orden Público y la Aeronáutica Militar Italiana.
Seguidamente Benedicto XVI dijo que "al despedirme de vosotros quisiera hablaros de San Vicente de Paúl, cuya memoria litúrgica celebramos hoy. Este apóstol de la caridad, tan querido por el pueblo cristiano y conocido sobre todo por la orden de religiosas que fundó, fue proclamado por el Papa León XIII ‘Patrono universal de todas las obras de caridad en el mundo’".