Durante su audiencia con los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo Cor Unum, el Papa Benedicto XVI subrayó el fuerte enlace entre “fe y caridad", y pidió una "vigilancia cristiana" para rechazar colaboraciones con proyectos sociales que contrasten con la atropología cristiana.

El Santo Padre indicó que “el amor cristiano encuentra su fundamento en la forma de la fe. Al encontrar a Dios y experimentar Su amor, aprendemos a ‘vivir ya no más para nosotros, sino para él, y con él, para los otros’”.

Este Año de la Fe, el Pontificio Consejo Cor Unum eligió como tema para su plenaria “Caridad, nueva ética y antropología cristiana”.

El Papa indicó que “con el reciente Motu Propio Intima Ecclesiae natura, quise subrayar el sentido eclesial de vuestro trabajo. Vuestro testimonio puede abrir la puerta de la fe a tanta gente que está buscando el amor de Cristo”.

“Los cristianos, especialmente quienes trabajan en organizaciones caritativas, necesitan ser dirigidos por los principios de la fe, por los que se adhieren al ‘punto de vista de Dios’, a su proyecto para nosotros. Esta nueva visión del mundo y de la humanidad ofrecidas por la fe, también proveen la prueba correcta para la expresión de amor, en el contexto actual”.

El Santo Padre señaló que cada vez que el hombre se ha alejado del proyecto de amor de Dios “era víctima de las atracciones culturales que han terminado esclavizándolo”.

“En los siglos recientes, las ideologías que celebraron el culto de la nación, la raza, la clase política, probaron ser verdadera idolatría, y así lo es el desenfrenado capitalismo con su culto del lucro, del que es resultado la crisis, la desigualdad y la pobreza”.

Benedicto XVI remarcó que actualmente “compartimos un sentimiento común sobre la inalienable dignidad del ser humano, y una mutua interdependencia y responsabilidad hacia ella, y para el beneficio de la verdadera civilización, la civilización del amor. Por otro lado, desafortunadamente, nuestra época conoce sombras que oscurecen el plan de Dios”.

“Me refiero particularmente a una trágica reducción antropológica que propone el antiguo materialismo hedonista”.

El Papa denunció que de la unión entre la visión materialista y el gran desarrollo de la tecnología emerge un trasfondo antropológico ateo. Ese presupone que el hombre es reducido a funciones autónomas, la mente al cerebro, la historia humana destinada a la auto-realización”.

“Todo lejos de Dios, del tamaño y el horizonte propiamente especial de la vida futura”.

El Santo Padre señaló que en una perspectiva “de un hombre privado de su alma, y por tanto sin una relación personal con el Creador, lo que es técnicamente posible se vuelve lícito, todo experimento es aceptable, toda política poblacional es permitida, cualquier manipulación legitimada”.

“La trampa más peligrosa de esta línea de pensamiento es de hecho el bien absoluto del hombre: el hombre quiere ser absoluto, liberado de toda atadura y toda constitución natural. Él clama ser independiente y piensa sólo en lograr la felicidad para sí mismo”.

“La fe y el sano discernimiento cristiano nos lleva a prestar atención a este problema”.

El Santo Padre advirtió que, en el marco de una recta colaboración con las organizaciones internacionales humanitarias en las áreas del desarrollo social y humano, “no debemos cerrar nuestros ojos a estas serias ideologías, y los pastores de la Iglesia, que es ‘el pilar y el baluarte de la verdad’, tienen un deber de advertir contra estos abusos a los fieles católicos y a toda persona de buena voluntad y recta razón”.

“Es de hecho un desvío negativo para el hombre, incluso si se disfraza de buenos sentimientos en el nombre de un supuesto progreso, o supuestos derechos, o un supuesto humanismo”.

El Papa subrayó la importancia de prestar particular atención a esto para todos los cristianos, y “especialmente para ustedes que están comprometidos en actividades caritativas, y por ello directamente relacionados a otros muchos actores sociales”.

“Ciertamente debemos ejercer una vigilancia cristiana y a veces rechazar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorecen acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana”.

El Santo Padre subrayó que “la Iglesia está siempre comprometida en promover al hombre según el diseño de Dios, en su dignidad integral, en el respeto de su doble dimensión vertical y horizontal”.

“A ello tiende también la acción de un desarrollo de los organismos eclesiales. La visión cristiana del hombre, en efecto es un gran ‘sí’ a la dignidad de la persona llamada a la íntima comunión con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni un individuo absoluto, ni un elemento anónimo de la colectividad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y a la socialización”.

Por ello, señaló el Papa, “la Iglesia reitera también su gran ‘sí’ a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de fiel y fecunda alianza entre el hombre y la mujer y su ‘no’ a filosofías como la de género se motiva con el hecho de que la reciprocidad masculina y femenina es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador”.

“Queridos amigos, gracias a todos ustedes por su compromiso con el hombre, fieles a su verdadera dignidad. De cara a estos desafíos de la época sabemos que la respuesta es el encuentro con Cristo. Con él, la humanidad puede realizar plenamente su bien personal y el bien común. Los animo a continuar con alegría y generosidad, y les imparto cordialmente mi Bendición Apostólica”, concluyó.