Luego de conocerse el nombramiento del Cardenal Carlos Aguiar como nuevo Arzobispo de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera se despidió de su diócesis a través de una carta en la que deseó a su sucesor "todo bien en el Señor, y que su ministerio episcopal sea fructífero para mayor gloria de Dios Nuestro Señor".
En la carta, el Cardenal Rivera Carrera afirma que se lleva la satisfacción "de no haber permanecido mudo ante la violación de los derechos humanos y divinos de mi madre la Iglesia. Lamento si, por mi posición firme, alguien se sintió ofendido y lastimado, y una vez más pido humildemente perdón a quien, aun sin querer, haya ofendido".
Señala que "sin mérito alguno de mi parte, el Pastor de nuestras almas, Cristo Jesús, me quiso como guía de esta enorme Arquidiócesis, y para gobernarla conté con el apoyo de excelentes Obispos Auxiliares, un gran presbiterio con diversidad de dones y carismas, y un numeroso grupo de diáconos que sirven día a día con generosidad".