Arzobispo de Valencia afirma que la vida no es indigna nunca

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El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, hizo un fuerte llamado a “defender la vida frente a quienes hacen apología de la eutanasia y el aborto”, porque, la vida no es indigna nunca”.

"Quienes cometen actos indignos –añadió– son los que hacen apología de la muerte ante personas que además del sufrimiento personal, deben acarrear esa marea de opinión de la cultura de la muerte".

En su carta titulada “La familia que ampara”, el Prelado destacó que "resulta insultante y una grave afrenta decir que un discapacitado mental o físico no es digna de vivir" y subrayó que “para la Iglesia la vida humana es digna en todos los momentos y en todas las fases por las que atraviesa" a la vez que recomendó “a todos los disminuidos que no hagan caso de las voces y coros del mal que, de forma indirecta o bajo expresiones artísticas del cine, hacen apología de la muerte". “La Iglesia os dice a vosotros y a vuestras familias que vale la pena vivir", enfatizó.

De igual modo, el Arzobispo de Valencia advirtió que "en la sociedad del bienestar aparecen claros signos de una sociedad desprovista de amor, que enaltece el egoísmo y la acumulación individual” y se refirió al relativismo como un mal grave de nuestra sociedad del que sus primeras víctimas son los niños, los concebidos y no nacidos, los ancianos y los enfermos.

Al referirse al relativismo manifestó que “éste resulta una fórmula maravillosa para los políticos o líderes de opinión que para aferrarse al poder, están dispuestos a relativizar todos sus actos en busca siempre del agrado de la "mayoría más uno" que les permitirá seguir gobernando". “El relativismo lo presenciamos en quienes falsifican el amor por la simple conveniencia personal", desde cuya perspectiva “el matrimonio pierde su sentido y se convierte en una especie de contrato de sociedad sin consistencia", añadió.

El Arzobispo de Valencia manifestó que "ni la Iglesia ni el Estado tienen el poder de crear la familia, porque ambas son una realidad natural, soberana, que ha de ser respetada por los ordenamientos jurídicos".

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La Iglesia proclama que "el matrimonio es una institución natural que otorga solidez a la sociedad y un sacramento querido por Dios". Por ello, "la permanencia, la estabilidad del matrimonio es una manifestación de dicho amor verdadero que supera el egoísmo, las conveniencias personales del momento y los pequeños o grandes problemas que surgen en cualquier relación".

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