El santo fraile capuchino escribió: "Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las laudes matutinas al amado de nuestros corazones" (Carta I, 308).
5. Hablaba con otros ángeles de la guarda
"Si me necesitas –solía decir el santo a sus hijos espirituales–, mándame tu ángel custodio".
Cierto día el fraile capuchino Alessio Parente se acercó al Padre Pío con algunas cartas en la mano para hacerle unas consultas, pero este no pudo atenderlo.