2,500 miembros de la Familia Sodálite celebraron 40 años del Concilio

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En un clima emotivo y festivo más de dos mil 500 miembros de la Familia Sodálite celebraron este sábado en la capital peruana el 40 Aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II.

El evento, realizado en el Centro Pastoral “Santa María de la Evangelización”, comenzó con la proyección de un vídeo que recordó la convocatoria, realización, clausura y proyecciones del Concilio Vaticano II.

Con imágenes originales de las diversas sesiones, de la participación del Beato Papa Juan XXIII y posteriormente del Papa Pablo VI en la solemne clausura, el video explicó luego la proyección del Concilio en el apostolado laical y su papel decisivo en la inspiración de realidades eclesiales como la Familia Sodálite.

Tras el vídeo tomó la palabra el Fundador de la Familia Sodálite, Luis Fernando Figari, quien comenzó destacando el valor decisivo del Concilio Vaticano II en la vida de la Iglesia actual, y la importancia de celebrar “de manera intensa y vital este aniversario, que por Providencia divina coincide con la solemnidad de la Inmaculada Concepción”.

“Discrepo enérgicamente con aquellos que creen que los males de la Iglesia actual se deben al Concilio Vaticano II”, destacó Luis Fernando; y señaló que posiblemente quienes sostienen esta postura  lo hacen “como consecuencia del dolor que les produce el ver los males reales que existen en la Iglesia de hoy”.

El Fundador, sin embargo, explicó cómo los males en la Iglesia y el mundo de hoy se deben a un “proceso e secularización” que hunde sus raíces históricas en la decadencia del pensamiento occidental, cuyas consecuencias ya se venían expresando en el mundo y en la vida de la Iglesia antes del Concilio “y precisamente a las que el Concilio quería responder”.

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En este pasaje de su conferencia Luis Fernando denunció el papel destructivo de aquellos que “han manipulado los documentos del Concilio y le han hecho decir cosas que el Concilio nunca ha dicho”.

También desde una perspectiva histórica, Luis Fernando Figari señaló que el dinamismo central del Concilio debía describirse “como un proceso de renovación en continuidad”, pues “el Concilio no fue una ruptura en la vida de la Iglesia”, sino un evento cuya preparación había sido laboriosamente preparada en el seno de la Iglesia, especialmente por el predecesor del Papa Juan XXIII; el Papa Pío XII.

Luis Fernando relató luego cómo el Concilio, “que se inauguró cuando yo era apenas un adolescente”, fue influyendo en su vida, en la medida en que se iba familiarizando con los diversos documentos, comenzando por la Apostolicam Actuositatem “que me fascinó con su llamado a la misión de los laicos de dar testimonio no sólo con el trabajo, sino con toda su vida, y con el anuncio explícito de la Buena Nueva”; hasta la Gaudium et Spes,  que en su número 22, “nos da esa maravillosa clave antropológica, de que es Dios quien revela al hombre su propia naturaleza”.

“Estoy firmemente convencido que nuestra comunidad es fruto directo del Concilio Vaticano II”, dijo Luis Fernando, antes de concluir exhortando a los presentes a aprovechar el Aniversario “para releer los documentos conciliares, o para leerlos, aquellos más jóvenes que aún no los han leído”.

La ponencia conclusiva del evento estuvo a cargo de Mons. Alcides Mendoza Castro, Arzobispo emérito del Cusco (Perú) y quien a los 30 años se convirtió en el obispo más joven del mundo y a los 34 en el más joven en asistir al Concilio Vaticano II.

Intercalando emotivos pasajes de su propia vocación sacerdotal en los andes peruanos  e ilustrativas anécdotas, Mons. Mendoza explicó paso a paso las sesiones del Concilio, el papel que jugó, primero el beato Papa Juan XXIII, luego el Papa Pablo VI y luego “ese gran actor del Concilio, el episcopado mundial”, en la elaboración de los diversos documentos.

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Mons. Alcides se mostró maravillado de cómo siendo un obispo tan joven “Dios me concedió el don de participar de un evento tan hermoso, tan importante en la vida de la Iglesia”, y señaló que “como ha señalado Luis Fernando, los males en la Iglesia no han sido producto del Concilio, sino de la distorsión y la manipulación de los documentos del Concilio… yo he sido testigo directo de ello”.

El Arzobispo emérito del Cusco concluyó  con una sentida afirmación: “creo firmemente que la Familia Sodálite es una joya preciosa engastada en la corona de la Apostolicam Actuositatem”.

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