Ayer 15 de noviembre, simpatizantes del régimen dictatorial de Cuba realizaron un acto de repudio en las afueras del Arzobispado de Camagüey, donde se encontraba el Arzobispo, Mons. Wilfredo Pino Estévez; y el sacerdote Alberto Reyes Pías.
El P. Alberto Reyes fue uno de los clérigos amenazados –por la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista– con ir a cárcel si salía a manifestarse pacíficamente el 15 de noviembre (15N). El sacerdote había asegurado en redes sociales que se uniría a las marchas para "acompañar a nuestro pueblo".
Para ayer estaba convocada la gran "Marcha cívica por el cambio", que buscaba repetir las multitudinarias, pacíficas e históricas manifestaciones del 11 de julio. Sin embargo, según informaron varios medios cubanos independientes, todas las ciudades fueron ocupadas por miembros de la Policía, del Ministerio del Interior y las Brigadas de Respuesta Rápida (fuerzas paramilitares) para evitar que los ciudadanos salgan de sus hogares.