La Iglesia  Católica en Argentina vive una época de enorme gracia: en la última década, y en coincidencia con el pontificado del Papa Francisco, 4 argentinos han sido canonizados, 10 beatificados, y otro gran número va camino a los altares: 9 venerables, 42 siervos de Dios, y 15 cuyas causas se encuentran en etapa inicial.

De los cinco santos argentinos, sólo uno fue canonizado antes del pontificado del Papa Francisco: Héctor Valdivielso Sáez, religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En los 11 años del Papa Francisco al frente de la Iglesia Católica, han sido canonizados el sacerdote José Gabriel del Rosario Brochero, conocido como el Santo Cura Brochero, en octubre de 2016; Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March, de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en octubre de 2018; el laico salesiano Artémides Zatti, en octubre de 2022; y María Antonia de Paz y Figueroa, “Mama Antula”, laica consagrada, en febrero de 2024.

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Los beatos, por su parte, suman 15, de los cuales 10 fueron beatificados durante el pontificado de Francisco.

El hecho de que numerosos argentinos hayan llegado a los altares en la última década, o bien estén en ese camino, plantea un interrogante: ¿Tuvo algo que ver el Papa Francisco en el avance tan sostenido de estos procesos?

El delegado para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Santiago Olivera, dialogó sobre el tema con ACI Prensa y aseguró que, en una conversación con el Santo Padre, éste le manifestó su deseo de que “las causas siguieran su orden normal”, y que no quería “entrometerse”, justamente para que no se piense que los procesos fueron “acelerados” por él.

Mons. Olivera no le quitó peso a la providencia: consideró que puede ser que “ha llegado el tiempo en que Argentina fue madurando su trabajo pastoral en las Causas de los Santos”. 

En ese sentido, recordó que a comienzos del milenio, San Juan Pablo II “nos invitaba a ver en nuestras diócesis, en nuestras comunidades y en nuestros países, referentes, hombres y mujeres ‘faros’ camino a la santidad o testigos de la fe”.

El también Obispo Castrense aseguró que “en toda la Iglesia hubo una gran maduración, y en la Iglesia argentina vamos recogiendo los frutos de tanto trabajo”.

Además, reconoció que le gusta pensar que Mama Antula, por ejemplo, —canonizada en febrero de 2024— “quiso esperar” para que un argentino y un jesuita fuera el encargado de proclamar su santidad, ya que el primer milagro atribuido a su intercesión data de 1904, y el segundo se registró en 2017.

En ese marco, recordó que ella fue una laica comprometida, cuya figura “fue la presencia de los Jesuitas en su ausencia de nuestras tierras americanas”, luego de que la Orden fundada por San Ignacio de Loyola fuera expulsada de este continente. 

Asimismo, recordó que en el caso del Santo Cura Brochero, el decreto de su beatificación se firmó durante el pontificado de Benedicto XVI, pero fue proclamado beato ya en tiempos del Papa Francisco.

“Yo no diría que se han acelerado porque es un Papa argentino, sino que las causas argentinas fueron madurando, porque hay una mayor presencia y trabajo, porque es fruto de todo lo que se viene trabajando anteriormente. Nosotros hoy recogemos frutos pero hay mucho trabajo en cada canonización, en cada causa, hay nuevas iniciativas. Esto es fruto de la Iglesia que va creciendo y va dando testimonio de su fecundidad”, sostuvo.

Además, destacó el valor de la oración. Cada 1 de noviembre, desde hace muchos años, se celebra en el país la Jornada de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la glorificación de sus Siervos de Dios. “Creemos en la oración y en su fuerza”, y que “el Señor escucha la oración de su pueblo”, aseguró.