Viernes 9 de agosto

Evangelio según San Mateo, capítulo 16, versículos del 24 al 28

¡Renunciarse!

24 Entonces, dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere seguirme, renúnciese a sí mismo, y lleve su cruz y siga tras de Mí. 25 Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; y quien pierda su alma por mi causa, la hallará. 26 Porque ¿de qué sirve al hombre, si gana el mundo entero, mas pierde su alma? ¿O qué podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del hombre ha de venir, en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras. 28 En verdad, os digo, algunos de los que están aquí no gustarán la muerte sin que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino".

Comentario

24. Entonces, es decir, vinculando con lo que precede. Conviene notar aquí el contraste de Jesús con el mundo, Este, siguiendo al pagano Séneca, nos recomienda, como una virtud, el "Afírmate". Jesús, sin el cual nada podemos, nos dice, en cambio: "Niégate" (para que Yo te afirme). No nos dice: Resígnate a la desdicha, sino al revés: Hazte niño confiado y obediente, entrégate como hijo mimado, y Yo te daré el gozo mío (Juan 17, 13); tendrás cuanto pidas (Marc. 11, 24) y mi Padre velará para que nada te falte (6, 33).

28. Algunos discuten el sentido de este pasaje. La opinión de San Jerónimo y San Crisóstomo, que refieren estas palabras a la Transfiguración de Jesús, la cual es una visión anticipada de su futura gloria, está abonada por lo que dicen los apóstoles (Juan 1, 14; II Pedro 1, 16 - 19). Véase Marc. 8, 38 y 9, 1; Luc. 9, 27.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios