Martes 8 de octubre

Evangelio según San Lucas, capítulo 10, versículos del 38 al 42

María y Marta.

38 Durante su viaje, entró en cierta aldea, y una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa. 39 Tenía ésta una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 40 Pero Marta, que andaba muy afanada en los múltiples quehaceres del servicio, vino a decirle: "Señor, ¿no se te da nada que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude". 41 El Señor le respondió: "¡Marta, Marta! tú te afanas y te agitas por muchas cosas. 42 Una sola es necesaria. María eligió la buena parte, que no le será quitada".

Comentario

38. La aldea es Betania, a tres Km. de Jerusalén. Jesús solía hospedarse allí en casa de estas hermanas de Lázaro.

42. Es éste otro de los puntos fundamentales de la Revelación cristiana, y harto difícil de comprender para el que no se hace pequeño. Dios no necesita de nosotros ni de nuestras obras, y éstas valen en proporción al amor que las inspira (I Cor. 13). Jesucristo es "el que habla" (Juan 4, 26; 9, 37), y el primer homenaje que le debemos es escucharlo (Mat. 17, 5; Juan 6, 29). Sólo así podremos luego servirlo dignamente (II Tim. 3, 16).


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios