Lunes 2 de setiembre

Evangelio según San Lucas, capítulo 4, versículos del 16 al 30

16 Vino también a Nazaret, donde se había criado, y entró, como tenía costumbre el día de sábado, en la sinagoga, y se levantó a hacer la lectura. 17 Le entregaron el libro del profeta Isaías, y al desarrollar el libro halló el lugar en donde estaba escrito: 18 "El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque Él me ungió; Él me envió a dar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la liberación, y a los ciegos vista, a poner en libertad a los oprimidos, 19 a publicar el año de gracia del Señor". 20 Enrolló el libro, lo devolvió al ministro, y se sentó; y cuantos había en la sinagoga, tenían los ojos fijos en Él. 21 Entonces empezó a decirles: "Hoy esta Escritura se ha cumplido delante de vosotros". 22 Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras llenas de gracia, que salían de sus labios, y decían: "¿No es Este el hijo de José? 23Y les dijo: "Sin duda me aplicaréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo aquí también, en tu pueblo". 24 Y dijo: "En verdad, os digo, ningún profeta es acogido en su tierra. 25 En verdad, os digo: había muchas viudas en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo quedó cerrado durante tres años y seis meses, y hubo hambre grande en toda la tierra; 26 mas a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. 27 Y había muchos leprosos en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue curado, sino Naamán el sirio". 28 Al oír esto, se llenaron todos de cólera allí en la sinagoga; 29 se levantaron, y, echándolo fuera de la ciudad, lo llevaron hasta la cima del monte, sobre la cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo. 30 Pero Él pasó por en medio de ellos y se fue.

Comentario

18. Buena Nueva: en griego "euangelion" (Evangelio). Jesús cita aquí Is. 61, 1 s. sólo en la parte relativa a su primera venida.

23. El gusto con que hasta ahora lo han escuchado va a tornarse en furia en cuanto El, con ejemplos del A. T. (III Rey. 17, 9; IV Rey. 5, 14), les diga sin contemplaciones la verdad que no agrada al amor propio localista. Ya Jeremías tuvo que padecer como mal patriota por predicar de parte de Dios contra esa forma del orgullo colectivo. Cf. 6, 26; 16, 15.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios