Viernes 2 de agosto

Evangelio según San Mateo, capítulo 13, versículos del 54 al 58

54 y fue a su patria, y les enseñaba en la sinagoga de ellos; de tal manera que estaban poseídos de admiración y decían: "¿De dónde tiene Este la sabiduría esa y los milagros? 55 ¿No es Este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56 ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?". 57 Y se escandalizaban de Él. Mas Jesús les dijo: "Un profeta no está sin honor sino en su país y en su familia". 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

Comentario

54. Su patria: Nazaret. Sus hermanos: cf. 12, 46 y nota.

57. He aquí el gran misterio de la ceguera, obra del príncipe de este mundo que es el padre de la mentira (Juan 8, 44) y cuyo poder es "de la tiniebla" (Luc. 22, 53). Veían lo admirable de su sabiduría y la realidad de sus milagros (v. 54) y en vez de alegrarse y seguirlo o al menos estudiarlo... se escandalizaban. Y claro está, como tenían que justificarse a sí mismos, sus parientes decían que era loco, y los grandes maestros enseñaban que estaba endemoniado (Marc. 3, 21 - 22). Por esto es que El hablaba en parábolas (vv. 10 - 17), para que no entendieran sino los simples que se convertirían (cf. 11, 25 ss.). Los otros no habrían podido oír la verdad sin enfurecerse, como sucedió cuando entendieron la parábola de los viñadores (Marc. 12, 12 ss.) Por eso es Jesús "signo de contradicción" (Luc. 2, 34) y lo seremos también sus discípulos (Juan 15, 20 ss): a causa del "misterio de la iniquidad" o sea del poder diabólico (II Tes. 2, 7 y 9) cuyo dominio sobre el hombre conocemos perfectamente por la tragedia edénica (véase Sab. 2, 24 y nota) y cuyo origen se nos ha revelado también, aunque muy "arcanamente", en la rebelión de los ángeles, que algunos suponen sucedió en el momento situado entre Gén. 1, 1 y 2. Cf. nuestro estudio sobre Job y el misterio del mal, del dolor y de la muerte.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios