Martes 27 de agosto

Evangelio según San Mateo, capítulo 23, versículos del 23 al 26

23 "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto hay que practicar, sin omitir aquello, 24 conductores ciegos, que coláis el mosquito, y os tragáis el camello. 25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque purificáis lo exterior de la copa y del plato, mas el interior queda lleno de rapiña y de iniquidad. 26 ¡Fariseo ciego! comienza por limpiar el interior de la copa y del plato, para que también su exterior se purifique".

Comentario

23. Los judíos tenían que dar los diezmos de los frutos al Templo. Pero esto no bastaba a los fariseos: ellos, por pura vanagloria, extendían los diezmos a las hierbas insignificantes que cultivaban en sus huertos. Por lo cual, pretendiendo tener méritos, muy al contrario, se acarreaban el juicio. Por eso S. Crisóstomo llama a la vanagloria "madre del infierno". S. Basilio dice: "Huyamos de la vanagloria, insinuante expoliadora de las riquezas espirituales, enemiga lisonjera de nuestras almas, gusano mortal de las virtudes, arrebatadora insidiosa de todos nuestros bienes". Véase 6, 1 ss.

25. Este espíritu de apariencia, contrario al Espíritu de verdad que tan admirablemente caracteriza nuestro divino Maestro, es propio de todos los tiempos, y fácilmente lo descubrimos en nosotros mismos. Aunque mucho nos cueste confesarlo, nos preocuparía más que el mundo nos atribuyera una falta de educación, que una indiferencia contra Dios. Nos mueve muchas veces a la limosna un motivo humano más que el divino, y en no pocas cosas obramos más por quedar bien con nuestros superiores que por gratitud y amor a nuestro Dios. Cf. I Cor. 6, 7 y nota. En el v. 26 Jesús nos promete que si somos rectos en el corazón también las obras serán buenas. Cf. Prov. 4, 23.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios