Miércoles 25 de setiembre
Misión de los apóstoles.
1 Habiendo llamado a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades. 2 Y los envió a pregonar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3 Y les dijo: "No toméis nada para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos túnicas. 4 En la casa en que entrareis, quedaos, y de allí partid. 5 Y dondequiera que no os recibieren, salid de esa ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ellos". 6 Partieron, pues, y recorrieron las aldeas, predicando el Evangelio y sanando en todas partes.
Comentario
3. En 22,35, Él les muestra cómo
nada les faltó a pesar de esto. Los apóstoles y sus sucesores
deben dedicarse exclusivamente a la propagación del reino de Dios.
Es la Providencia la que se encarga de sustentarlos (Mat. 6, 23). Cf. Mat.
10, 9 ss.; Marc. 6, 8 ss.; II Tim. 2, 4 y nota: "Ninguno que milita como
soldado se deja enredar en los negocios de la vida; así podrá
complacer al que le alistó".
Fiel a la exhortación del Apóstol, la Iglesia prohibe a los
sacerdotes los negocios seculares. Por otra parte, los ministros de Dios tienen
derecho a ser sustentados por los fieles (v. 6). Ninguno que milita, es decir,
ningún soldado o militar puede agradar a su jefe, si son otra clase
de asuntos, sean comerciales, políticos, etc., se distrae de la milicia,
pues ésta le exige su vida entera. También a este respecto los
Pontífices y singularmente Pío XI, han recordado que la misión
de la Jerarquía eclesiástica es para las almas y no para "lo
que es del César", y que aun los laicos de Acción Católica,
en su actuación política, no obran en cuanto tales miembros
sino en cuanto simples ciudadanos. Por lo demás, es evidente que las
cosas "de esta vida" distraen tiempo y atención, y por eso,
aunque no sean malas en sí mismas, lo son para aquellos que hacen profesión
de dejarlo todo para seguir a Cristo. Véase Luc. 9, 57 - 62.
4. El sentido es el mismo de 10, 7: "Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es acreedor a su salario. No paséis de casa en casa".
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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