Lunes 19 de agosto

Evangelio según San Mateo, capítulo 19, versículos del 16 al 22

El joven rico.

16 Y he ahí que uno, acercándose a Él, le preguntó: "Maestro, ¿que de bueno he de hacer para obtener la vida eterna?". 17 Respondióle: "¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno sólo es el bueno. Mas, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos". 18 "¿Cuáles?", le replicó. Jesús le dijo: "No matarás; no cometerás adulterio; no robarás; no darás falso testimonio; 19 honra a tu padre y a tu madre, y: amarás a tu prójimo como a ti mismo". 20 Díjole entonces el joven. "Todo esto he observado; ¿qué me falta aún?". 21 Jesús le contestó: "Si quieres ser perfecto, vete a vender lo que posees, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme". 22 Al oír esta palabra, el joven se fue triste, porque tenía grandes bienes.

Comentario

16. Véase Luc. 18, 18 ss. y notas. Acerca de lo bueno; en S. Lucas: ¿Por qué me llamas bueno? En ambos casos El nos enseña que la bondad no es algo en sí misma, como norma abstracta, sino que la única fuente y razón de todo bien es Dios y lo bueno no es tal en cuanto llena tal o cual condición, sino en cuanto coincide con lo que quiere el divino Padre (cf. S. 147, 9 y nota). "Alejémonos hermanos queridísimos, de esos innovadores que no llamaré dialécticos sino heréticos, que en su extrema impiedad sostienen que la bondad por la cual Dios es bueno, no es Dios mismo. El es Dios, dicen, por la divinidad, pero la divinidad no es el mismo Dios. ¿Tal vez es ella tan grande que no se digna ser Dios, ya que es ella quien lo hace a Dios?". (S. Bernardo).


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios