Viernes 15 de marzo
Evangelio según San Juan, capítulo 7, versículos del 1 al 2; 10; del 25 al 30
Viaje de Jesús a Jerusalén
1 Después de esto, Jesús anduvo por Galilea; pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. 2 Estando próxima la fiesta judía de los Tabernáculos.
10 Pero, después que sus hermanos hubieron subido a la fiesta, El también subió, mas no ostensiblemente, sino como en secreto.
Origen del Mesías
25 Entonces algunos hombres de Jerusalén se pusieron a decir: "¿No es Este a quien buscan para matarlo? 26 Y ved cómo habla en público sin que le digan nada. ¿Será que verdaderamente habrán reconocido los jefes que Él es el Mesías? 27 Pero sabemos de dónde es Este; mientras que el Mesías, cuando venga, nadie sabrá de dónde es". 28 Entonces Jesús, enseñando en el Templo, clamó y dijo: "Sí, vosotros me conocéis y sabéis de dónde soy; pero es que Yo no he venido de Mí mismo; mas El que me envió, es verdadero; y a Él vosotros no lo conocéis. 29 Yo sí que lo conozco, porque soy de junto a Él, y es Él quien me envió". 30 Buscaban, entonces, apoderarse de Él, pero nadie puso sobre Él la mano, porque su hora no había llegado aún.
Comentario
1. Este v. sigue probablemente a 5, 47. Véase 5, 1 y nota: "Después de esto llegó una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén". Según admiten muchos (Lagrange, Joüon, Olivier, Pirot, etc.), el cap. 5 debe ponerse después del cap. 6. Una fiesta: (varios mss., quizás de antes de la inversión de los capítulos, dice la fiesta): la Pascual, de la cual en 6, 4 se dice que está próxima. Sería la segunda Pascua de Jesús en Jerusalén. Para la primera, cf. 2, 13 y 23; para la tercera y última, cf. 12, 1.
2. La fiesta de los Tabernáculos celebrábase con gran alegría en otoño, con tiendas de ramas, para recordar al pueblo los cuarenta años que estuvo en el desierto. Cf. Lev. 23, 34.
27. Este, en tono despectivo. Los judíos
esperaban que el Mesías, después de nacer en Belén, del
linaje de David, aparecería con poder y majestad para tomar posesión
de su reino (cf. Luc. 17, 20 y nota: "Interrogado por los fariseos acerca
de cuándo vendrá el reino de Dios, les respondió y dijo:
"El reino de Dios no viene con advertencia". Jesús se presentó
en la humildad para probar la fe de Israel; pero las profecías, como
también los milagros, mostraban que era el Mesías. Como observan
el P. de la Briere y muchos otros, el sentido no puede ser que el reino está
dentro de sus almas, pues Jesús está hablando con los fariseos.).
También creían erróneamente que Jesús era de Nazaret,
y por lo tanto, no quisieron ver en El al Mesías. Mas, a pesar de las
palabras y hechos con que El puso en evidencia que se cumplían en su
persona todos los anuncios de los Profetas, nunca procuraron averiguar con
exactitud dónde había nacido (v. 41 ss.; 8, 14), no obstante
lo que se había hecho público en Mat. 2, 2 - 6.
28. Jesús insiste sobre la necesidad de conocer a Dios como Padre suyo (4, 34 y nota), pues Israel ignoraba entonces el misterio de la Trinidad, o sea que Dios tuviese un Hijo. Cf. 3, 16; 8, 54.
30. Los fariseos, y no el pueblo, pues muchos
creyeron en Él, en contraste con los jefes. Véase v. 40 y 44:
"Algunos del pueblo, oyendo estas palabras, decían: "A la
verdad, Este es el profeta". "Algunos de entre ellos querían
apoderarse de El, pero nadie puso sobre El la mano".
Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios