Por Fred Heeren

Como aprendí hace mucho en una mesa rodeada de recién conocidos, cuestionar la creencia de la gente sobre la inteligencia extraterrestre (IET) es como cuestionar su fe religiosa. Las dudas son asumidas con asombro. Las miradas no solo parecían decirme:"estamos en desacuerdo", sino también parecían decirme "blasfemo".

No me malinterpreten. Que cuestione la creencia sobre la inteligencia extraterrestre no quiere decir que tenga algo en contra de encontrar la cura para el cáncer, las enfermedades del corazón y el SIDA, que presumiblemente extraterrestres avanzados ya tienen. Estaría fascinado de oír la perspectiva de un extraterrestre sobre el sentido y el propósito de la vida. Estoy totalmente a favor de encontrar soluciones inmediatas a nuestras guerras y problemas de pobreza, que se supone, una sociedad madura y desarrollada como la nuestra, debería haber podido resolver. Incluso, pienso que contactarnos con una civilización que ha sobrevivido millones de años, seguiría la lógica de la Creación de Dios. Pero pienso también que nuestros astrónomos saben que nuestra posibilidad de lograr un contacto semejante es muy pequeña.

La práctica de la ciencia comienza con la suposición de que somos típicos, no excepcionales. A fin de cuentas, no podemos estudiar científicamente una muestra de un solo individuo. Además, la historia sugiere que Copérnico comenzó un progreso imparable: los más grandes pensadores modernos del mundo propusieron y luego probaron que la Tierra no era el centro del universo, que el Sol no es el centro, que nuestra galaxia no es el centro, y finalmente, que no existe un centro.

Copérnico nos dio la teoría para dar el primer paso, y Galileo demostró su veracidad. Einstein nos dio la teoría para dar los últimos pasos y las observaciones de galaxias distantes de Edwin Hubble convencieron al mundo.

El astrónomo Robert Jastrow, fundador del Instituto Goddard de la NASA, llama al logro de Hubble "el último paso magnífico en la revolución del pensamiento respecto al lugar de la humanidad en el cosmos que había sido iniciado por Copérnico." Pero hoy, el Principio de Copérnico propone, no sólo que el universo no gira alrededor de la Tierra, sino que el universo no gira alrededor de nosotros, ni literal ni figuradamente.

Habiendo probado que nuestro planeta, el sol y la galaxia son típicos, la ciencia debe aún establecer la pregunta acerca de si nosotros mismos somos típicos. Carecemos de certeza absoluta de que no somos, en el sentido más importante, el centro -hasta que alguien confirme la existencia de seres inteligentes en cualquier otra parte del universo.

Sí, si se pone de esa manera, Robert Jastrow concuerda: el paso final en la revolución de Copérnico está aún pendiente. Pero en mis conversaciones con él durante la década de los 90's, insistía en que estábamos a punto de darlo.

"Pienso que la humanidad está en el umbral de ingresar a una comunidad más grande y cósmica," me dijo durante una visita a su hogar y luego a los Observatorios Mt. Wilson de California, donde trabaja como Director. Sus palabras llevaban una especie de autoridad eclesiástica, pareciendo reverberar en la cúpula de siete pisos encima de él, el observatorio al que llama una "catedral dedicada a la búsqueda de la humanidad para el entendimiento del Cosmos." Con sencillez, simplemente agregó, "Escucharemos pronto de esos tipos."

Tomando asiento en la silla de mimbre en la que Edwin Hubble se había sentado casi ochenta años antes, reflexioné sobre esta posibilidad y luego la olvidé inmediatamente, al jugar con los controles que abren el techo, partiendo el cielo de la noche. Esto hizo que el telescopio de 100 toneladas revirara a través de la habitación girando toda la estructura cavernosa a mi alrededor.

Sentando allí, una milla encima de Los Angeles en el lente telescopico más grande del mundo, posicionado al timón de toda la iniciativa científica, Hubble sintió un inmenso poder.

Extrañamente, fue golpeado con una extraña sensación: ser el primero en entender completamente cuán diminuto es nuestro lugar en este enorme universo. Mientras pellizcaba los controles en centenares de noches frías en los primeros años de la década de los 20's, Hubble proporcionó la prueba fotográfica que muestra que nuestra galaxia es una entre muchas. Las nebulosas, entonces entendidas como los mechones de gas entre las estrellas de la Vía Láctea, resultaron ser galaxias más distantes conteniendo billones de estrellas propias.

Ahora, habiendo comenzado un nuevo milenio, nos encontramos en equilibrio para hacer la prueba final del Principio de Copérnico. ¿Y por qué Robert Jastrow piensa que nuestra generación será la afortunada en hacer finalmente el contacto, además del hecho de que su generación de astrónomos no puede morir en paz hasta que acontezca? Por un lado, los nuevos telescopios y computadoras BIET (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) son construídos con sensibilidad y alcance magníficamente incrementados.

Pero el Dr. Jastrow estaba pensando más en las señales que hemos estado enviando que en aquellas que esperamos recibir. "Nosotros somos una parte muy visible del universo en este momento," explicó. "Las transmisiones de TV, radio FM y el radar de nuestras instalaciones de defensa arrojan una señal que indica que hay vida en este planeta."

Robert Arnold del Instituto de BIET concordó y dijo que "estos artefactos electromagnéticos del comercio diario, entretenimiento y defensa dan a la Tierra una frecuencia de radio distinta que es más brillante que el Sol."

Según Jastrow, "Eso comenzó en intensidad, a nivel de millón vatio, hace cerca de treinta años, en la década de 1960." Indicó que Jack Parr y Yo Amo a Lucy están el frente de una onda, dijo, que se esparce fuera en el cosmos. "A treinta años luz existen algunas docenas de estrellas. Y si hubieran recibido la señal hace treinta años, nos estarían enviando una respuesta. Y las que sólo están a quince años luz de distancia, hubiesen mandado un mensaje de respuesta hace quince años, que nos debería estar alcanzando hoy."

Otros astrónomos que pertenecen a la generación del Dr. Jastrow recuerdan esto con el mismo entusiasmo, pero nuevas preocupaciones lo han apagado. "Solía preferir disfrutar pensando que las primeras civilizaciones habrían establecido un sistema de intercomunicación," dijo el Astrónomo Senior Emérito Eric Carlson del Planetario Adler de Chicago. "Quizá emisiones láser o algo repleto de información acerca de todas las otras civilizaciones en la historia pasada de la galaxia, todo esto está circulando. . . de estrella en estrella alrededor de la galaxia. Todo lo que tenemos que hacer es atinarle."

La verdadera probabilidad de que escuchemos la respuesta de cualquiera que esté a esa distancia, por supuesto, depende de cuán densamente poblada esté nuestra galaxia con civilizaciones; y sobre cuánto duren esas civilizaciones. Hoy Carlson se preocupa acerca de lo que le podría suceder a cualquier civilización en el curso de una galaxia de diez mil millones de años. ¿Qué quedaría de la cultura humana en un billón de años, o incluso en un millón? "Tiendo a pensar en una galaxia como una especie de jardín," explica Carlson. "Se tiene las flores de primavera, luego envejecen y mueren y así sucesivamente, y se tiene la vida con la conciencia de que florecerá aquí y allá por un tiempo. Y si alguna galaxia se podría poner en contacto y coincidir en este proceso al mismo tiempo, simplemente no lo sé." La próxima generación de cosmólogos tal vez todavía sostengan que la existencia de civilizaciones extraterrestres es "extremadamente probable," como me dijo el cosmólogo George Smoot (Laboratorios Lawrence Berkeley). "Pienso que las posibilidades de la existencia de vida cerca a nosotros es bastante reducida," advierte "Si existe vida en nuestra propia galaxia, además de nosotros, no lo sé."

Entre los astrónomos más jóvenes que se han hecho un nombre encontramos a Charles Steidel, líder en Caltech de un equipo internacional encargado de descubrir formas para observar galaxias bebés de trece mil millones de años. Sus pensamientos reflejan la adición de la comprensión biológica del siglo XXI a la ecuación: "Pienso que la posibilidad de vida con la que podríamos comunicarnos es bastante baja, porque existen muchas maneras en que las cosas pueden desarrollarse."

Incluso Robert Jastrow, el más entusiasta a la hora de probar que existen civilizaciones extraterrestres, parece haber tenido algunas dudas. Cuándo estaba a punto de ir a la editorial con un libro sobre cosmología moderna, me pidió que hiciera una pequeña adición a una declaración que él había hecho en mi capítulo acerca de la BIET. En vez de decir, "Escucharemos pronto de esos tipos", quiso que lo cambiara a, "Si la vida es común, escucharemos pronto de esos tipos."

La mayoría de las personas son olvidadizas o indiferentes frente las recientes evidencias sobre la pregunta de la IET, tanto los que están a favor como los que están en contra. El Principio de Copérnico se sostiene firmemente en la cultura popular, entendido en términos de "atroz desperdicio de espacio" si es que no existen extraterrestres allá afuera. Todo conductor de taxi puede decirle que existen billones de galaxias con billones de estrellas dentro de cada una. Los números completos exigen que existan millones de planetas habitables sólo en nuestra galaxia, incluso aunque el porcentaje de sistemas de estrella habitables sean pequeños. Decir lo contrario es exponer la propia falta de educación científica.

Se asume que no es una cuestión de "y si", sino de "cuándo". Nuestras películas nos han dado mejores efectos especiales cada vez para prepararnos para el día en que la Tierra se detendrá, cuando experimentemos Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, o cuándo BIET nos ayude a hacer Contacto. La generación X y siguientes han sido entretenidos por más extraterrestres que vaqueros, indios y soldados, todos juntos. Probablemente, no se a exagerado decir que ninguna película ha tenido mayor influencia en hombres de hasta 35 años que las películas de la Guerra de las Galaxias.

El encaprichamiento con extraterrestres aumentó aún más en la última década. Los Expedientes de Rockford llegaron a ser Los Expedientes X. Los Intocables, combatientes de la mafia se convirtieron en los Hombres de Negro, combatientes de extraterrestres, de la que también se ha hecho una tira cómica y dibujos animados. El mayor éxito en la radio nocturna es un programa nacional que presenta frecuentemente invitados que ofrecen de primera mano sus encuentros cercanos con extraterrestres o con una nave espacial.

Durante la década de los 90's, los psicólogos estimaron que sólo en EE.UU. 900 mil personas declararon haber sido secuestrados por extraterrestres y la tendencia estaba en aumento. En su libro Encuentros Cercanos del Cuarto Tipo, C. D. B. Bryan informó "el surgimiento de un nuevo desorden psicológico," observado en personas que han sido condicionadas para ver "salvadores extraterrestres" que quizás les proporcionen la plenitud que no están encontrando en tierra firme.

El físico teórico Paul Davies dice que esa gente ve a los extraterrestres como "un conducto hacia lo último." Para muchos, la perspectiva de la IET ha venido a satisfacer una necesidad cubierta alguna vez por la religión. Incluso los científicos de BIET dicen que ellos están motivados por una meta más noble que la mera búsqueda de la inteligencia. "Imagínese -dicen- el avance en conocimiento, en moral y quizá incluso en espiritualidad; que se pueden obtener de una civilización de un billón de años de antigüedad.

Robert Jastrow se imagina lo que quizás haga a nuestras religiones actuales. "Cuando hagamos contacto con ellos, el acontecimiento será transformador," afirma. "Yo no sé cómo reaccionará la tradición judío-cristiana frente a este desarrollo, porque la idea de la existencia de seres superiores a nosotros en este universo, no sólo técnica, sino quizás espiritual y moralmente, requerirá, pienso yo, de un tiempo de reflexión sobre las doctrinas clásicas de la religión occidental."

Cualquier señal que detectemos, según el astrónomo de BIET Jill Tarter, provendrá de civilizaciones muy antiguas. Este hecho, combinado con el hecho de que las religiones causan tantas guerras en este planeta, significa que nuestras primeras señales detectadas vendrán de seres "que nunca tuvieron o que han alcanzado una religión organizada," afirmó en una reunión de ciencia/religión patrocinada por la Fundación Templeton y realizada en las Bahamas.

Otros científicos y teólogos en la reunión pensaban que las religiones panteístas podrían sobrevivir a un encuentro extraterrestre, pero la mayoría asumía que la religión occidental ciertamente llegará a su fin cuando se enfrente a los extraterrestres. El historiador de la ciencia Steven Dick llamó a BIET "una búsqueda religiosa" que quizás ayude a reconciliar la ciencia y la religión. Asumió que esto ocurrirá a costa del Cristianismo que no podría acomodarse a las implicaciones de la IET.

Me sorprende que los eruditos de hoy se adelanten tanto en predecir los últimos ritos sobre la fe que verdaderamente engendró a la mayoría de los primeros entusiastas de la IET. A través de la edad media, siguiendo los argumentos de Aristóteles, la gente culta creía que una "pluralidad de mundos" era imposible. En 1277 un concilio de obispos en Francia condenó esta posición, abriendo oficialmente el camino para que muchos pensaran seriamente en la existencia de otros mundos.

Alentados o desalentados por sus iglesias, cristianos prominentes llegaron a ser los promotores más entusiastas de la IET. Estos incluyen a Giordano Bruno y a Nicolás de Cusa (siglo XV), Johannes Kepler (siglo XVII), el predicador puritano norteamericano Cotton Mather (siglo XVII), y al presidente/ministro de Yale, Timothy Dwight (siglo XVIII).

Que los extraterrestres den un zarpazo a alguna religión en particular dependerá de lo que tengan que decirnos acerca de Dios. Los materialistas han asumido tradicionalmente que judíos, cristianos y musulmanes, creyendo en un Dios trascendente, recibirán malas noticias. La creencia cristiana en la muerte de Jesús para salvar del pecado al hombre parece particularmente problemática para ellos. ¿Cómo podríamos reconciliar la muerte de Jesús por la humanindad, con la existencia de otras criaturas inteligentes en el universo?

Sin embargo, los entusiastas cristianos de la IET tienen una variedad de respuestas para los escépticos: El sacrificio expiador de Jesús fue un acontecimiento único que cubre también a los extraterrestres. El cosmólogo de Oxford E. A. Milne sugirió que los misioneros eventualmente predicarán la buena nueva en galaxias distantes.

Otras civilizaciones pueden no haber caído en el pecado y por consiguiente no requieren de salvación. El famoso profesor de Oxford C. S. Lewis escribió fantasías de ciencia ficción acerca de tales sociedades extraterrestres. Dios se encarna en la carne en todos los lugares en donde Sus criaturas han caído en el pecado. Los intelectuales y cantantes de rock han tomado esta posición. Y en palabras del escritor de himnos Sydney Carter:

Who can tell what other cradle,
High above the Milky Way,
Still may rock the King of Heaven
On another Christmas Day?

¿Quién puede decir que en otra cuna,

encima de la Vía Láctea,

todavía puede mandar el Rey del Cielo

en otro Día de Navidad?

La mayoría de los creyentes de la IET permanecen felizmente actualizados en cuanto a las mejores evidencias para sostener su fe. Aquí están algunos de los recientes descubrimientos y tendencias científicas que yo estaría seguro de mencionar si debiera defender la existencia de IET en mi próxima cena.

. Exoplanets. El Principio de Copérnico apareció nuevamente prediciendo que debemos encontrar planetas que orbiten estrellas semejantes al sol. Esperando todas sus vidas este descubrimiento, los astrónomos lo asumieron en 1995.

Hasta hace muy poco, ningún planeta fuera del sistema solar había sido observado directamente, pero las rigurosas medidas del bamboleo en sus estrellas anfitrionas aseguraron su presencia a los cazadores de planetas. Los primeros exoplanetas descubiertos parecían pertenecer a sistemas solares anormales, no sólo porque los planetas localizados con toda precisión eran inmensos-como se esperaba, ya que son más fáciles de medir-sino también porque daban vueltas cerca de sus estrellas padres, lo cual distaba mucho de nuestra esperanza por encontrar sistemas solares semejantes al nuestro, con planetas grandes y gaseosos más alejados. Así, nuestro sistema solar comienza a parecer anormal.

La Astrofísica Virginia Trimble (Universidad de California, Irvine) tipificó el consenso ante estos descubrimientos, escribiendo: "No es una coincidencia que los planetas terrestres y de superficie sólida estén cerca del Sol y sean lo suficientemente cálidos para el agua líquida, mientras que los planetas jovianos (gigante de gas) estén en los bordes exteriores y extremadamente fríos del sistema solar." Usando "el sentido común y modelos de computadora", calculó que "la Vía Láctea probablemente aún contiene por lo menos 10 diez billones de estrellas que podrían haber alojado planetas terrestres habitables por más de cinco mil millones de años." Nuestra verdadera observación de sistemas planetarios diferentes nos fuerza ahora a volver a pensar nuestras opiniones sobre la frecuencia de planetas semejantes a la tierra.

Los exobiologistas han doblado el cinturón habitable donde puede existir agua en forma líquida alrededor de una estrella, "la zona de Rubiales," ya que no es ni demasiado frío ni demasiado caliente para la vida. Esos exoplanetas que se han observado pasando algún tiempo por la zona de Rubiales tan sólo la atravesaron. Sus órbitas son extremadamente elípticas, lo que significa que las temperaturas de su superficie fluctúan desde más calientes que Venus hasta más frías que Marte. El mismo hecho de que estos planetas atraviesen la zona habitable en sus órbitas alargadas asegura que no puede haber planetas más pequeños y más hospitalarios en este sistema, ya que los gigantes desestabilizarían sus órbitas.

Maestros y estudiantes leyeron en Science News (Noticias de Ciencia): "Los recientes descubrimientos de planetas gigantescos orbitando dentro de una corta distancia de sus estrellas han trastornado un principio central de los astrónomos-que el sistema solar de la Tierra, donde grandes planetas orbitan lejos del Sol, proporciona el modelo para el desarrollo planetario por todas partes."

Claro que es muy prematuro afirmar por éstos métodos cuán extraña es nuestra tierra.. La técnica no es lo suficientemente refinada para encontrar planetas más pequeños. En las próximas dos décadas, los Programas de los Orígenes de la NASA estarán desarrollando una serie de telescopios basados de espacio, esperando no sólo detectar el bamboleo producido por planetas pequeños del tamaño de la tierra (Misión del Interferómetro Espacial del 2009 -- 2009's Space Interferometry Mission), sino también medir la señal química de la vida misma (Descubridor Terrestre de Planetas del 2012 -- 2012's Terrestrial Planet Finder).

En resumen, los descubrimientos de exoplanetas proporcionan probablemente el más importante logro científico en los últimos años a favor de la existencia de la IET, pero obtener estas buenas noticias tuvieron un precio: el Principio de Copérnico no puede ser aplicado tan ordenadamente en nuestro propio sistema solar. Nuestro sistema solar parece ser atípico, y los que permiten que exista vida, si existen, deben ser la excepción, no la regla-incluso entre estrellas semejantes al Sol.

. BIET Avanza a grandes pasos. Los nuevos instrumentos de búsqueda que vienen en línea en el futuro cercano pueden hacer realidad todos los intentos previos de recoger señales de civilizaciones distantes. Se puede argumentar que las búsquedas previas tan sólo no tenían el alcance requerido-o sensibilidad, frecuencias, o en número de estrellas examinadas. Y estos defectos serán remediados en breve con instrumentos con magníficos avances en capacidad.

El Instituto de BIET de Mountain View, California, llama a su búsqueda principal Project Phoenix (Proyecto Phoenix), la búsqueda jamás mejor financiada. A diferencia de otros, este proyecto busca detenidamente estrella por estrella, escuchando sólo a los candidatos más probables dentro de un radio de doscientos años luz. El Proyecto Phoenix ha establecido su Sistema de Búsqueda Dirigida de aquí para allá entre las plataformas de radio más grandes en el mundo.

En septiembre del 2000, el cofundador de Microsoft Paul Allen y su socio Nathan Myhrvold prometieron $12.5 millones de dólares al Instituto de BIET para el desarrollo del Conjunto Telescópico Allen (CTA), un radio telescopio especialmente diseñado que estará destinado a la búsqueda de IET. Un prototipo pequeño ya está terminado, y todo el CTA, que comprende centenares de plataformas satelitales de tipo de traspatio trabajando al mismo tiempo, está planificado para construirse en el 2005. En el tiempo que ahora le toma al Proyecto Phoenix inspeccionar 1,000 estrellas, el CTA examinará 100,000, y quizás eventualmente llegue a un millón de estrellas en un año, llegando a 1,000 años luz o más.

"Este telescopio lo logrará," me dijo el astrónomo de BIET Seth Shostak. Según Shostak, el CTA escudriñará tantas estrellas y con tal velocidad que "aunque usemos las estimaciones más conservadoras acerca del número de civilizaciones que existen allá afuera, pienso que encontraremos sus señales dentro de las próximas dos décadas."

No queriendo esperar tanto tiempo, más de tres millones de entusiastas voluntarios también están participando en el proyecto, ya sea uniéndose a una red de "computación distribuida" llamada SETI@Home, (SETI, siglas en inglés de BIET), o construyendo sus propios radio telescopios como miembros de la Liga de aficionados de BIET.

"Acelera el corazón," dice Shostak, anticipando el hecho que nosotros pronto podríamos estar escuchando la sabiduría extraterrestre. En una experiencia que muchas leyendas del Silicon Valley darían decenas de millones de dólares por tenerla. Y los aficionados están dando decenas de millones de horas de tratar de traernos la experiencia más pronto.

Algunos analistas de los proyectos de BIET afirman que el Proyecto Phoenix malgasta sus considerables recursos en una estrategia caduca. Nathan Cohen y Robert Hohlfeld, científicos de la Universidad de Boston, indican que las estrategias de búsqueda dirigida que las civilizaciones ET son mucho más abundantes de lo que demuestran las recientes observaciones. Su intención es escudriñar grandes áreas con abundantes estrellas en el cielo, apostando en los números antes que en la arriesgada oportunidad de encontrar vías de IET cercanas, búsquedas de estrella por estrella.

"A menos que los ET verdaderamente infesten las estrellas como moscas (muy improbable)," escriben Cohen y Hohlfeld, "las primeras señales que podremos discernir vendrán de transmisores muy poderosos, muy raros y muy alejados. El modelo de 1971, el cual se concentró mucho en estrellas cercanas, resulta ser un caso ingenuo, el que podría ser mejor calculado en aquella época."

. Zancadas Lentas en los Viajes Espaciales. Cada problema nuevo en cuanto a los viajes espaciales es un problema resuelto para los entusiastas miembros de la BIET. El fácil progreso en nuestra habilidad de recorrer el sistema solar quizás implique nuestra eventual habilidad para viajar entre las estrellas-y la habilidad de extraterrestres avanzados para hacer lo mismo. En ese caso, nosotros no tendríamos que ir buscarlos; ellos ya deberían estar aquí.

Pero aquí estamos, habiendo superado el 2001, año en el cual, según la clásica tendencia de ciencia ficción de Arthur C. Clarke, la humanidad haría contacto con seres sumamente evolucionados (o por lo menos alguno de sus artefactos). Por lo menos, por este tiempo nosotros deberíamos estar realizando misiones tripuladas a las lunas de Júpiter.  La expectativa de Clarke en la década de 1960 no era poco realista, considerando el hecho de que nuestro nuevo programa espacial fue de poner al primer hombre en órbita a poner al primer hombre en la luna en apenas siete años.

¿Así que por qué fue ese primer paso pequeño para hombre el último salto magnífico hecho en la exploración espacial del siglo XX? Cada año que pasa y que se retrasa la planificación de una misión tripulada a Marte nos recuerda de las distancias-y dificultades-exponencialmente más grandes al tratar de alcanzar objetos más allá de nuestro sistema de Luna y Tierra. Y por tanto, estas distancias difíciles de superar pueden explicar por qué nosotros no hemos sido visitados.

Si el público sabe poco acerca de las mejores razones para creer en extraterrestres inteligentes, sabe aún menos acerca de las nuevas razones para dudar.

. La Paradoja de Fermi-Nuevamente de moda.  La Paradoja de Fermi, un desafío de BIET que fue probada y encontrada irresuelta en la década del 50, ha sido nuevamente tomada en cuenta. En esta oportunidad, se han llamados testigos expertos en tecnologías de propulsión, sosteniendo que si la vida apareció en nuestra galaxia hace muchos millones de años, entonces, hoy en día, nuestra galaxia debería haber sido colonizada completamente.

Todo comenzó de nuevo en un almuerzo del laboratorio de Los Álamos en el verano de 1950, cuándo el renombrado físico italiano Enrico Fermi tuvo una de esas epifanías garabateando una servilleta. Su conclusión provino de la indisputable premisa de que existen mil millones de estrellas en nuestra galaxia que son más viejas que nuestro sol, y que la vida desarrolla rutinariamente bajo condiciones favorables.

Los recursos agotados de los planetas y estrellas agonizantes proporcionarían buenos motivos para la exploración y la permanencia. Algunas culturas, como la nuestra, encontrarían otros motivos para colonizar, y sólo tomaría una población emprendedora para comenzar la expansión exponencial. Fermi mostró que, aún asumiendo modestas velocidades, cada sistema habitable en la galaxia debería haber sido colonizado al cabo de millones de años y no billones de años. La colonización completa podría suceder en el centelleo relativo de un ojo cósmico en una galaxia de diez mil millones de años como la Vía Láctea. "Entonces," preguntó Fermi, "¿dónde están ellos?"

Los astrónomos inmediatamente desarrollaron soluciones para la paradoja, pero al transcurrir de los años, cada una de estas explicaciones ha llegado a ser problemática. Algunos sugirieron que quizás las distancias entre estrellas son tan sólo demasiado grandes para ser cruzadas por criaturas biológicas. Pero hoy, mientras todavía estamos en la infancia de nuestro espacio, los físicos y los ingenieros en la NASA imaginan las estrategias de propulsión que deben alcanzar de 10 a 20 por ciento de la velocidad de la luz, haciendo viajes a las estrellas posibles, incluso para seres biológicos de corta vida como nosotros.

Estableciendo una velocidad de 10 por ciento de la velocidad de la luz y períodos de preparación de cuatrocientos años entre migraciones, los astrónomos dicen que tomaría apenas cinco millones de años para que un grupo de colonización alcance cada sistema solar a través de los 100,000 años luz de la Vía Láctea.

En la década de 1970, cuatro astrofísicos-Michael Hart, David Viewing, Frank Tipler, y Ronald Bracewell-independientemente publicaron estudios concluyendo que la Paradoja de Fermi era difícil de escapar. Hoy, cuando NASA coloca las bases para nuevas estrategias de propulsión, el pensamiento de que culturas más antiguas deben haber desarrollado éstos hace mucho tiempo añade peso agregado al argumento de Fermi. "La implicación es clara," escribió a astrónomo inglés Ian Crawford el año pasado: "La primera civilización tecnológica con la habilidad y la inclinación para colonizar la galaxia podría haberlo hecho antes que cualquier competidor haya tenido la oportunidad de evolucionar."

En el pasado, defensores de extraterrestres acudieron a factores sociológicos que podrían haber prevenido los viajes interestelares. Quizás a los extraterrestres tan sólo no les gusta viajar. Quizás las civilizaciones se vuelan rutinariamente a sí mismas después de lograr capacidades nucleares. O quizás, según la "hipótesis del zoológico," nuestro sistema solar ha sido apartado como una reserva primitiva de la naturaleza, que no debe ser tocada.

Pero aún el astrónomo del Instituto de BIET Seth Shostak es escéptico acerca de estas teorías, escribiendo en su libro Compartiendo el Universo (Sharing the Universe): "No es que no podamos resolver la paradoja de Fermi argumentando que la mayoría de sociedades extraterrestres se auto destruyen o pierden interés en la expansión. Cada una de ellas debe hacer así, ya que de otro modo representantes de por lo menos una sociedad estarían en nuestro vecindario."

Algunos de ellos, si no todos, tendrían amplios motivos para moverse cuando sus estrellas anfitrionas se quedaron sin hidrógeno y murieron. Los centenares de millones de estrellas de tipo solar en nuestra Vía Láctea han sufrido ya este destino, transformando cualquier paraíso circundante en infiernos inflándose en gigantes rojos o comprimiéndose en enanos blancos.

¿Qué deberán hacer los defensores de BIET? La mayoría ha vuelto a indicar los desafíos físicos de los viajes interestelares. Durante la década de 1950, el astrónomo Frank Drake decidió que los costos de energía quizás hagan el viaje interestelar no sólo de alto precio, sino eventualmente imposibles de asumir. No existe ninguna garantía que mejores sistemas de la propulsión son físicamente posibles o que fuentes menos costosas de energía pueden ser utilizadas para velocidades más altas.

Es aquí exactamente que creyentes en IET avanzada exacerban la paradoja. Ellos asumen invariablemente que la tecnología de los viajes espaciales y los recursos de energía de civilizaciones tecnológicas avanzadas también serán altamente desarrollados. A fin de cuentas, Carl Sagan y otros pioneros de la BIET clasificaron estas civilizaciones avanzadas según sus habilidades de enjaezar el poder de estrellas o galaxias enteras. No parece lógico que la producción insuficiente de energía sería el obstáculo que detenga a tales sociedades para alcanzar velocidades estelares magníficamente aumentadas. En nuestra propia historia, el costo de materias primas y combustibles, relativo a los sueldos, ha estado cayendo exponencialmente en los pasados 150 años. En 1983 el mismo Carl Sagan predijo que esta tendencia parecería continuar por otro milenio.

. Nuevos Análisis de los Resultados de BIET. Recientes análisis de los hallazgos de las búsquedas de radio tan sólo han tendido a poner severas limitaciones en los números y tipos de civilizaciones extraterrestres posibles. En la primera conferencia de BIET en 1961, Frank Drake propuso una lista de factores para cuantificar a las poblaciones tecnológicas que se piensa habitan nuestra galaxia. Los socios de Drake asignaron valores a la tasa de formación de estrellas, la fracción de estrellas con sistemas planetarios, el número de planetas adecuados para la vida, la fracción de planetas donde se desarrolla la vida, y la fracción donde se desarrollan civilizaciones tecnológicas. Multiplicando los términos juntos, determinaron que debe haber cerca de un millón de sociedades que usan ondas de radio en nuestra galaxia. Los científicos asumieron, conservadoramente, que quizás el 1% de las civilizaciones no provocaría una explosión de su propio planeta después de alcanzar capacidades nucleares. Por lo tanto, otros han asignado valores más altos a este y otros factores, y han llegado a un número incluso más alto.

El primer proyecto de Drake para buscar señales extraterrestres de radio llegó a ser el precursor de más de setenta búsquedas de radio más grandes realizadas por equipos alrededor del mundo, usando los telescopios más grandes del mundo y los programas de computadora más sofisticados para el análisis de los datos. Sin embargo, después que lo que ahora han sido cuarenta años de resultados nulos de BIET, los astrónomos están reexaminando cada uno de los factores que componen la Ecuación de Drake, en cuanto a que algunos de los valores pueden haber sido enormemente sobreestimados. Trazando las distancias y el alcance de la radio que los proyectos de BIET han verificado a la fecha, Andrew LePage, físico de Massachussets, ha determinado ya qué tipos de civilizaciones pueden ser descartadas. Éstas incluyen civilizaciones cercanas levemente más avanzadas que la nuestra (llamadas de tipo I), así como también aquellas a grandes distancias que son más avanzadas (llamadas de tipo II y III). "Estos no son resultados triviales," escribe LePage. "Antes que los científicos comenzaran a mirar el espacio, pensaban que las civilizaciones de tipo II o III podrían verdaderamente haber sido bastante comunes. Lo cual no parece ser cierto."

. La Rara Ecuación de la Tierra. Hoy la Ecuación de Drake está siendo desplazada por la Rara Ecuación de la Tierra, como fue denominada por el geólogo Peter Ward y el astrónomo Donald Brownlee, ambos de la Universidad de Washington en Seattle. Ya que la Ecuación de Drake depende del número de planetas semejantes a la Tierra que orbitan estrellas semejantes al Sol, Ward y Brownlee usaron los últimos datos para revisar las estimaciones previas con respecto a ambos-y para agregar muchos factores antes ignorados, que ahora se sabe que son críticos, a la ecuación.

Estos incluyen la fracción de estrellas en la zona habitable de una galaxiaa, la fracción de planetas ricos en metal, la fracción de planetas con una luna grande, la fracción de planetas donde surgen animales complejos (en comparación con bacterias o algas), y la fracción de planetas con un número crítico bajo de acontecimientos de extinción de masa. En su libro del 2000, Rare Earth-Why Complex Life Is Uncommon in the Universe (Tierra Extraña-Por qué la Vida Compleja Es Rara en el Universo), Ward y Brownlee recuerdan a sus lectores: "Cuando cualquier término de la ecuación se acerca a cero, también lo hace el resultado final." Y concluyen: "Parece que la Tierra puede ser verdadera y extraordinariamente rara." Aquí está el por qué:

. Gigante Especial de Gas. Los planetas semejantes a Júpiter que orbitan cerca de su estrella anfitriona, o que orbitan excéntricamente, se niegan a compartir cortésmente su espacio con planetas más pequeños que abrigan vida. Los planetas habitables necesitan hacer órbitas circulares dentro de la "zona de Rubiales." Los gigantes de gas que dibujan órbitas excéntricas expulsarán a vecinos más pequeños fuera del sistema o los enviarán a chocar contra su sol.

Los gigantes de gas de "buen comportamiento", como Júpiter y Saturno, mantienen órbitas circulares a una respetuosa distancia. En esa posición, incluso cumplen la necesaria función de aspiradora cósmica de vacío, atrayendo a los cometas y asteroides hacia sí mismos, antes de permitirles golpearnos (como cuando el Cometa Shoemaker-Levy 9 golpeó Júpiter en 1995). Jorge Wetherill de la Institución de Carnegie de Washington calculó que sin Júpiter, los cometas golpearían la Tierra entre 100 y 10,000 veces más, lo cual significaría que "no estaríamos aquí."

. Luna Grande. Resulta que los planetas habitables necesitan ser miembros de un sistema de doble planeta, como algunos astrónomos llaman a nuestro sistema de Luna y Tierra. La mayoría de la gente no se da cuenta que nuestra Luna es inmensa comparada con los tamaños relativos de otras lunas en los sistemas de luna y planeta de nuestro sistema solar. La masa de la Luna crea un ancla estabilizadora para la Tierra, previniéndola de la atracción indebida hacia el Sol o hacia Júpiter, lo que produciría que la Tierra se incline demasiado lejos en su eje de giro.

Descubriendo esto, el astrónomo Jacques Laskar escribió: "Debemos nuestra presente estabilidad climática a un acontecimiento excepcional: la presencia de la Luna." Sin una inmensa luna orbitando a la distancia correcta de nosotros, los científicos predicen que la Tierra estaría sujeta a un efecto fugitivo de invernadero, como en Venus, o en una edad de hielo permanente, como experimentaría Marte si tuviera más agua.

Peor, la mayoría de astrónomos ahora piensa que la presencia de la Luna de la Tierra es el resultado de un accidente extraño, quizás uno en un millón, cuando un planeta más pequeño golpeó la Tierra cuando aún se estaba formando con un golpe oblicuo que permitió que los mantos de cada planeta combinaran y terminaran en órbita alrededor de la Tierra. "Para producir semejante luna masiva," escribe Ward y Brownlee, "el cuerpo que impacta tuvo que ser del tamaño correcto, tuvo que impactar el punto correcto en la Tierra, y el impacto tuvo que haber ocurrido precisamente en el tiempo correcto en el proceso de crecimiento de la Tierra."

. Ubicación Galáctica. Como en el negocio de bienes raíces, la ubicación es todo. Las estrellas localizadas mucho más lejos del centro de la galaxia que nuestro Sol contienen concentraciones más bajas de elementos pesados, necesarios para formar planetas rocosos como la Tierra. Las estrellas mucho más cercanas al centro de una galaxia residen en un vecindario más denso, exponiendo cualquier planeta que orbita a una radiación mortal. Las estrellas que se encuentran dentro de los brazos de una galaxia espiral tienen el mismo problema. La mayoría de las estrellas que viajan a través de los brazos espirales no permanecerán allí, pero nuestro Sol es excepcional por su órbita circular alrededor de la galaxia.

. Placas Tectónicas. Un planeta habitable necesita una cantidad crítica de elementos radioactivos, como el uranio, para producir el calor que genera un campo magnético. Sin nuestro campo magnético, la atmósfera pronto se perdería en el espacio. El centro radioactivo también abastece de combustible las placas tectónicas, el movimiento de la corteza planetaria a través de su superficie. De todos los planetas de nuestro sistema solar, tal movimiento se encuentra sólo en Tierra.

Las placa tectónicas son cruciales para la vida, y un conjunto de otros factores improbables, en cambio, son críticos para la generación de las placas tectónicas. Estos incluyen no sólo un centro radioactivo, sino una corteza del espesor correcto y un manto de la viscosidad o de la flexibilidad correctas.

. Corteza Precisamente Adecuada. Es necesario un ensamblaje fortuito de dos tipos de corteza, de diferentes densidades, para permitir que una se deslice sobre la otra, y para permitir que la más ligera se mantenga encima del agua para producir continentes fijos.

. Cronometrando el Calentamiento. Los exobiologistas indican la necesidad de una estrella anfitriona con la temperatura precisamente adecuada, llamada estrella principal de sucesión. Pero las estrellas de sucesión principal aumentan su salida de energía con el tiempo, creando obvios problemas para los planetas orbitantes.  En el caso de la Tierra, ahora sabemos que la era cuando el Sol calentó fue cronometrada para coincidir con la era en la cual la atmósfera de la Tierra gradualmente cambió de estar conformada en su mayor parte por gases de invernadero a la mezcla más fría que hoy gozamos.

. Contingencia Biológica. Aunque asumamos que existen abundantes planetas en nuestra galaxia que reúnen las condiciones correctas, y que la vida se desarrolla en forma rutinaria en ellos, la pregunta más importante permanece: ¿cuántos de ellos desarrollarán vida inteligente? La mayoría de biólogos y paleontólogos dicen que la evolución trabaja sin dirección o sin una "escalera de progreso." En lugar de eso, la historia de la vida en la Tierra muestra que el sendero de la evolución depende de una serie de acontecimientos imprevisibles.

¿Cuáles eran las probabilidades de que los dinosaurios desaparecerían a causa de un asteroide que impactó la Tierra hace sesenta y cinco millones de años, preparando el terreno para nosotros? ¿Cuáles son las probabilidades de que la explosión de Cambrian, cuándo todos los planos modernos de los cuerpos aparecieron en nuestro planeta dentro de un intervalo corto, acontecerán en otros planetas?

La Tierra Extraña  de Ward y Brownlee concluye que, aunque la vida microbiológica podría ser común en el universo, la vida compleja (incluso tan compleja como un simple gusano) no lo es. La explosión de Cambrian de cuarenta nuevos grupos de animales complejos extensamente separados, creen, no tenía que suceder. El darwinismo no predice tal acontecimiento. Y el hecho de que ningún gran grupo nuevo de animales (llamados phyla) haya evolucionado en los últimos 530 millones de años, nos da una pauta.

El paleontólogo de Harvard Stephen Jay Gould ve la inteligencia del Homo sapiens "como una última rareza excéntrica." El hecho de que sólo una especie de un estimado de cincuenta mil millones la desarrollara en este planeta después de 3.8 billones de años de vida sugieren que la alta inteligencia puede no ser el resultado más natural en el curso de acontecimientos evolutivos. "Si la inteligencia tiene tan alto valor," dice el colega de Harvard de Gould, Ernst Mayr, "¿por qué no vemos que más especies la desarrollen?" La lista de biólogos y paleontólogos destacados que defienden esta posición es impresionante, incluyendo a George Gaylord Simpson, Theodosius Dobzhansky, Francois Jacob, y Francisco Ayala. El astrónomo inglés John Barrow nota que "se ha desarrollado un consenso general entre evolucionistas que la evolución de la vida inteligente, comparable en la habilidad de procesamiento de información a aquella del Homo sapiens, es tan improbable que es extremadamente difícil que haya ocurrido en cualquier otro planeta en todo el universo visible."

Profesionales más jóvenes en campos relacionados a la astronomía comparten también aquella tendencia. Después que escribir una vista general de lo que él llama "los embotellamientos en el camino a la inteligencia," el editor de la revista Astronomía Robert Naeye concluye: "En la Tierra, una larga secuencia de acontecimientos improbables se sucedieron de la manera exactamente correcta para dar a luz nuestra existencia, como si hubiéramos ganado una lotería de un millón dólares una millón de veces seguidas. Contrariamente a la creencia predominante, quizá nosotros somos especiales."

Ward y Brownlee nos dicen que si ellos están en lo correcto acerca de la rareza de la vida compleja, entonces "existirán implicaciones sociales, o por lo menos algunas pequeñas implicaciones personales." Terminan su libro con un llamamiento para los Terrícolas de que dejen de causar extinciones, ya que podemos estar eliminando las especies, no sólo de nuestro planeta, sino de la galaxia entera. Un editor de la Chicago Tribune cierra responsablemente la revisión de su libro con las preguntas: "Si realmente estamos solos en el universo, ¿por qué no estamos teniendo mejor cuidado de nosotros mismos, de los demás y de este lugar?" Allí está la moraleja de la historia.

¿Pero que hay de aquellas "implicaciones personales"? Seguro, es divertido generar especulaciones acerca de extraterrestres. Pero si la vida inteligente es tan improbable, la pregunta más grande es, ¿por qué estamos nosotros aquí? En su libro sobre extraterrestres, el cosmólogo inglés y entusiasta de la IET Paul Davies, escribió que tenemos apenas tres opciones al decidir por qué estamos nosotros aquí: o debemos nuestra existencia a un azar extremamente raro, o a leyes desconocidas que hacen de la vida un imperativo cósmico (imprescindible cósmica), o a un milagro.

Davies rechaza la idea del azar como la última "historia que simplemente es así." Rechaza la posibilidad del milagro por no estar a su alcance, y se adhiere a la noción del imperativo cósmico. Esto le da, dice, "un universo en el que nosotros no estamos solos." Espera que quizás encontremos una sociedad de mil millones de años que nos enseñará cómo resolver todos nuestros problemas. Pero si la evidencia señala ahora con mayor sencillez la idea de que nosotros no somos tan comunes como las moscas, entonces es por decir lo menos imprudente poner nuestra confianza en un imperativo cósmico.

En suma, no tenemos ningún principio confiable que nos diga qué creer acerca de los extraterrestres. Peor, nuestras tres opciones para explicar la vida-leyes, azar, o milagro-requieren un salto de fe. Esta inferencia es una bofetada en la cara para los que han puesto su fe en la ciencia. La convicción de que la vida inteligente es un imperativo cósmico no es científico, cuando hemos visto, ya que los verdaderos datos señalan en la dirección opuesta. Ni biólogos ni astrónomos ven algo imperativo acerca de las muchas contingencias que se tuvieron que reunir, contra todas las probabilidades, para que nosotros estemos aquí. Incluso Davies admite que la idea de que leyes inclinaron la balanza hacia la vida y la mente es "suficiente para hacer a la mayoría de biólogos estremecer," ya que representa "un desafío fundamental al paradigma científico existente."

Aunque fuerza nuestra credulidad, la creencia de que somos un azar parece, a primera vista, más en la línea con la ciencia moderna-hasta que nos damos cuenta que nos dirigimos directamente contra el reverenciado principio científico de Copérnico. ¿Qué dirían Copérnico o Hubble? Verdaderamente, Copernico no se hubiera suscrito al principio que lleva su nombre, ya que permaneció descaradamente antropocéntrico mientras creía que la Tierra daba vueltas alrededor del Sol. Y Edwin Hubble debe ser reconocido, no sólo por tomar el paso final en la Revolución de Copérnico, sino por terminarlo definitivamente. Poco después de descubrir que nuestra galaxia era una de muchas, descubrió que todas las galaxias huyen una de la otra, demostrando un universo expansivo. Los científicos habían preferido pensar que nuestra época en el tiempo era  una raja típica fuera de una eternidad inmutable, pero de su aceptación eventual del gran estallido significó que nuestro universo ha cambiado con el tiempo. Nuestra era resulta ser una era especial que permite la vida del carbono, contradiciendo el Principio de Copérnico que dice que no debe haber nada de particular acerca de nuestro tiempo o lugar.

En su clásico libro El Principio Cosmológico Antrópico (The Anthropic Cosmological Principle), los astrofísicos Johan Barrow y Frank Tipler llaman este descubrimiento "el primer fracaso del Principio de Copérnico." Y como hemos visto, el Principio de Copérnico falló otra vez prediciendo que nuestro sistema solar proporcionaría un modelo para la mayoría de los otros.

El principio de Barrow y Tipler prefiere, por supuesto, es su Principio Antrópico, que no trata de explicar nuestro lugar o tiempo privilegiados, sino que dice que las características del universo son forzadas por la necesidad de permitir observadores como nosotros. La manera menos delicada de poner esto es decir que el universo parece haber sido finamente sintonizado en sus intensidades fundamentales de fuerza, ratios de partículas de masa, etc., para nuestro beneficio.

La mayoría de los científicos tienen antipatía frente a la dirección que apunta el Principio Antrópico, no solo porque implica a Dios como primera respuesta, sino porque, una vez más, comete herejía contra el dogma de Copérnico. "Para mí es un tipo de arrogancia pensar que Dios hizo el universo solo para nosotros," dijo el cosmólogo George Smoot. "Yo haría el universo repleto de vida."

Los físicos teóricos tales como Stephen Hawking han gastado muchas energías buscando mejores explicaciones para las muchas "coincidencias" antrópicas, levantando banderas rojas con cada infracción contra el Principio de Copérnico. Pero debe haber seguramente una razón más profunda para escoger un principio sobre otro. Esperando aprenderlo, pregunté al propio Stephen Hawking. ¿Qué lo perturba más acerca del Principio Antrópico? "La raza humana es tan insignificante," me dijo, "yo encuentro difícil de creer que el universo entero es una precondición necesaria para nuestra existencia."

Quizá ese es todo el problema: su fundamental falta de creencia en nuestro significado. Tal incredulidad viene fácilmente para la mayoría de las personas entrenadas en la ciencia. No podemos ser tan importantes. ¿Por qué malgastar todo este espacio? La película Contacto hizo que sus personajes resaltaran esta afirmación, favorita para la BIET, tres veces. A fin de cuentas, nosotros Terrícolas no necesitamos todas esas otras galaxias. "Claramente el sistema solar es necesario," continuó Hawking, "y quizá nuestra galaxia, pero no cien mil millones de otras galaxias."

Sin embargo, Barrow y Tipler indican que nosotros pequeños Terrícolas requerimos verdaderamente todo este espacio adicional. Ellos argumentan que el universo tiene que ser tan grande como es para cobijar a una solitaria vida avanzada. ¿Por qué? Un universo fijo con la gravedad debe ser expansivo, o se desplomará. Un universo expansivo llega a ser naturalmente inmenso durante el tiempo requerido para que las estrellas cocinen lentamente los elementos más pesados necesarios para constituir la vida. Por el tiempo en que las primeras estrellas terminaron su ciclo de vida, haciendo posibles los ingredientes para la vida a través de supernovas, el cosmos fue necesariamente inmenso, así haya albergado a una población o a mil millones.

Como George Smoot y Paul Davies trajeron la posibilidad de Dios en esto, ¿que hay acerca de la opción del "milagro"? "El milagro," como yo lo tomo, no tiene que significar algo mágico o instantáneo-pero la palabra se utiliza como algo que tiene una explicación que no es física. Cuando el discípulo de Edwin Hubble, el astrónomo Alan Sandage, me dijo: "No podemos entender el universo claramente sin el elemento sobrenatural."

El físico James Trefil concluyó su libro acerca de extraterrestres y las condiciones para la vida con la declaración: "Si fuera un hombre religioso, yo diría que todo lo que hemos aprendido acerca de la vida en los últimos veinte años muestra que somos extraordinarios, y por lo tanto especiales ante los ojos de Dios." Al no ser un hombre religioso, aparentemente, rechazó hacer el salto.

Personalmente, yo nunca pensé de mí mismo haciendo un salto de fe, por lo menos, no un salto que fuera más grande que las alternativas. Si tomamos esta confluencia de las condiciones exactamente correctas como suenan, es como si alguien nos tuviera en mente todo el tiempo, entonces no necesitamos extraterrestres para no sentirnos solos. La comunicación de dos vías con una Inteligencia Extraterrestre puede estar verdaderamente disponible en nuestro tiempo de vida. Aún mejor que apreciar nuestra rareza, el contacto con nuestro Superinteligente Creador sinceramente nos podría motivar para tomar " mejor cuidado de nosotros mismos, de los demás y de este lugar."

Los creyentes teísticos tienen las mismas opciones como todos lo demás. Sus alternativas no están restringidas a la fe en extraterrestres ni a la fe en Dios. ¿Si ambos existen, entonces la verdadera pregunta acerca de los extraterrestres se reduce a: ¿Quiso Dios que los grupos separados de criaturas se comunicaran uno con el otro, o los estableció de tal manera que se desarrollaran independientemente?

Implorando ignorancia pero deseando conocimiento, podemos y debemos permanecer abiertos a estas posibilidades. Dado lo que sabemos hasta ahora, tenemos pocas razones para esperar respuestas de la IET en nuestra vida. Tendremos que resolver nuestros problemas con la guerra, el crimen y la pobreza, y al mismo tiempo, componer nuestras propias mentes en lo que respecta al propósito de la vida y buscar otro "conducto hacia lo último."

Este ensayo fue publicado originalmente por la Revista "First Things".El tema está relacionado con la existencia o no de los "marcianos". Es un artículo informado e inteligente, que sirve para que los católicos puedan dar respuesta a las dudas sobre la existencia de extraterrestres.

Fred Heeren es un periodista de ciencia y autor de Muéstrame Dios-Lo que el Mensaje del Espacio nos Dice Acerca de Dios (Show Me God-What the Message from Space Is Telling Us About God).