El Vaticano ha decidido poner fin a los mandatos vitalicios en los movimientos eclesiales y limitarlos a un máximo de dos mandatos de cinco años cada uno, excepto en los casos de los fundadores, que podrán ser dispensados.
Así lo establece la Santa Sede en un Decreto General del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, de acuerdo con sus competencias, que regula el ejercicio del gobierno en las asociaciones internacionales de fieles, privadas y públicas, y en los demás entes con personalidad jurídica sujetos a la vigilancia directa del Dicasterio.
En la nota explicativa que acompaña el decreto se explica que la limitación de mandatos en el gobierno de los movimientos eclesiales se fundamenta en que en varias ocasiones se ha detectado que "la falta de límites a los mandatos de gobierno fomenta formas de apropiación del carisma, de personalismo, de centralización de funciones, así como expresiones de autorreferencialidad, que fácilmente conducen a graves violaciones de la dignidad y la libertad personales, e incluso a verdaderos abusos".