El Papa Francisco clausurará el 31 de mayo el maratón del Rosario para invocar "el fin de la pandemia y la reanudación de las actividades laborales y sociales" con el rezo del Santo Rosario desde los jardines vaticanos ante un ícono de la Virgen Desatanudos, advocación mariana a la cual el Santo Padre tiene particular devoción.
A través de esta advocación, los fieles piden a la Virgen María su intercesión en medio de las dificultades, de manera que Ella "desate los nudos" que complican la vida, o que desaparezcan los obstáculos que impiden que lleguemos a Dios.
La imagen muestra a la Virgen María flanqueada por dos ángeles. Mientras uno de ellos le alcanza una cinta con nudos -representación del pecado original y sus consecuencias-, el otro recibe de manos de María la cinta desatada. Así, el cuadro se convierte en una hermosa alegoría de los auxilios que la Madre de Dios nos da para resolver las dificultades de la vida.