Cada 9 de julio se celebra a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Itatí, patrona de las provincias de Corrientes y Misiones en Argentina.
Los orígenes de esta devoción mariana datan del siglo XVI, a propósito de la llegada de los misioneros franciscanos, en 1528, a las tierras gobernadas por el cacique Yaguarón, jefe de una de las tribus guaraníes de la región. Los dominios de Yaguarón abarcaban buena parte del territorio que se extiende a orillas del río Paraná (hoy, Alto Paraná, en la provincia de Corrientes).
La Inmaculada Concepción de María
Los franciscanos arribaron al lugar llevando consigo una hermosa imagen de la Inmaculada Concepción, la que fue colocada en un sencillo oratorio construido por los mismos frailes. Aquel oratorio sería, además, el primero de muchos dedicados a la veneración a la Madre de Dios en esa región.
Lamentablemente, el lugar donde se habían asentado los misioneros fue atacado por un grupo numeroso de nativos, y el oratorio fue destruido. Cuando el ataque terminó, los frailes se percataron de que la imagen de María Inmaculada había desaparecido sin que hubiera algún rastro de ella.
Poco tiempo después, la Virgen Inmaculada fue encontrada por un grupo de indios convertidos al catolicismo. La hallaron no muy lejos del lugar donde había desaparecido, en plena selva, al pie del río Paraná. La imagen estaba sobre una ‘piedra blanca’, algo que en guaraní se dice ‘itatí’. El hallazgo, además, tuvo carácter prodigioso: quienes la vieron hablaban de un extraño brillo que envolvía la imagen y de una bella melodía que podía escucharse alrededor, pero cuyo punto de origen no pudo ubicarse.