Frente a este suceso, que puede desarrollarse de un momento a otro y afectar duramente a los países, la Diócesis de San Petersburgo en la Florida, Estados Unidos, presenta las siguientes 3 oraciones:
1. Para pedir la protección durante la temporada de huracanes
Dios y Señor de todo este mundo transitorio,
escucha las voces de tus hijos e hijas, que humildemente claman.
El mar de Galilea obedeció tu mandato y las aguas quedaron tranquilas.
Tú eres aún el Señor de mar y tierra.
Vivimos bajo la sombra de un peligro sobre el cual no tenemos control;
el golfo, como un gigante incitado y enojado,
puede despertar de su aparente letargo,
desmedir sus límites convencionales, invadir nuestra tierra,
y extender el caos y los desastres.
Durante esta temporada de huracanes acudimos a ti, Padre misericordioso.
Sálvanos de tragedias similares a las pasadas, cuyas memorias están aún a flor de piel
y cuyas heridas se niegan a sanar con el transcurso del tiempo.
Oh, Virgen, Estrella del Mar, nuestra Madre amada,
te pedimos que intercedes con tu Hijo en favor nuestro,
para que, libres de las calamidades comunes en esta región
y animados con un verdadero espíritu de gratitud,
sigamos los pasos de tu divino Hijo
hasta llegar a la Jerusalén celestial,
donde nos espera una eternidad libre de tempestades. Amén.
[Compuesta por Mons. Maurice Schexnayder (1895-1981), segundo obispo de Lafayette (1956-1973), después del huracán Audrey en el año 1957]