En la Plaza de San Pedro, colmada de fieles, el Papa León XIV presidió este miércoles la última Audiencia General del año, marcada por un tono de acción de gracias, examen de conciencia y esperanza cristiana.
En el corazón del tiempo de Navidad y “cerca del final del Jubileo”, el Pontífice animó a los fieles a poner todo lo vivido “frente al Señor”, confiando en su Providencia y en la renovación de su gracia.
“El año que ha pasado ha estado marcado por eventos importantes: algunos felices, como la peregrinación de tantos fieles con ocasión del Año Santo; otros dolorosos, como el fallecimiento del añorado Papa Francisco y los escenarios de guerra que siguen devastando el planeta”, recordó el Santo Padre.
Ante este balance, subrayó que la Iglesia invita a encomendarlo todo a Dios, pidiéndole que “se renueven, en nosotros y a nuestro alrededor, los prodigios de su gracia y de su misericordia”.
En su catequesis, basada en la Carta a los Efesios (Ef 3,20-21), León XIV destacó el significado del tradicional canto del Te Deum, que la Iglesia entona al final del año. “Cantaremos: ‘Te alabamos, Dios’, ‘Tú eres nuestra esperanza’, ‘Que tu misericordia esté siempre con nosotros’”, dijo, citando a su predecesor para explicar el verdadero sentido de esta alabanza.
Recordó las palabras del Papa Francisco, quien afirmaba que, frente a la gratitud y la esperanza meramente mundanas, “en esta Liturgia se respira otra atmósfera diferente: la de la alabanza, del asombro, del agradecimiento”. Desde esta perspectiva, el Pontífice invitó a los fieles a un “honesto examen de conciencia”, reconociendo las ocasiones en las que no supieron acoger las inspiraciones de Dios ni hacer fructificar los talentos recibidos.