El Papa León XIV llamó este viernes a la unidad y a la fraternidad al afirmar que “el cristiano no tiene enemigos, sino hermanos y hermanas”, incluso por encima de las incomprensiones.
“El cristiano no tiene enemigos, sino hermanos y hermanas, que siguen siéndolo incluso cuando no se comprenden entre ellos”, aseveró desde el balcón del Palacio Apostólico.
Durante el rezo del Ángelus en la festividad de San Esteban, primer mártir cristiano, el Pontífice dijo que el Misterio de la Navidad consiste en reconocer en cada persona —también en los “adversarios”— “la dignidad indeleble de las hijas e hijos de Dios”.
En su reflexión, León XIV subrayó que quienes hoy creen en la paz y eligen “el camino desarmado de Jesús y de los mártires” son a menudo “ridiculizados” y “excluidos del debate público” o incluso “acusados de favorecer a adversarios y enemigos”.
Sin embargo —insistió—, el cristiano no tiene enemigos, una convicción que, dijo, es fuente de una alegría “motivada por la tenacidad de quienes ya viven la fraternidad”.
El Papa centró su mensaje en la figura de San Esteban, diácono de la Iglesia primitiva de Jerusalén y primer testigo que derramó su sangre por Cristo, apedreado tras ser acusado de blasfemia y que murió perdonando a sus verdugos, entre ellos Saulo de Tarso, futuro San Pablo. La Iglesia celebra su memoria el 26 de diciembre, inmediatamente después de la Navidad, como signo de la unión entre el nacimiento del Salvador y el testimonio hasta el extremo.