Los sacerdotes de España y las naciones que formaron parte de su imperio tienen el privilegio de vestir una casulla azul purísima por la Solemnidad de la Inmaculada. Es el llamado “privilegio español”, una excepción litúrgica única.
Esta excepción se oficializó en el siglo XIX, cuando se otorgó a los presbíteros de la Iglesia que peregrina en España (entonces, una nación con territorios en Europa, África y América), para vestir casulla de color azul purísima en la Solemnidad de la Inmaculada.
Se trata de algo único y notable, ya que la Instrucción General del Misal Romano recoge que los colores litúrgicos son blanco, verde, rojo, morado, negro y rosado.
En el tiempo de Adviento, cuando se celebra la solemnidad de la Inmaculada, se utiliza casulla morada, salvo el tercer domingo o domingo laetare (de la alegría), que los presbíteros lucen casulla rosa.
Sin embargo, el uso de la casulla azul en las tierras transcontinentales españolas se remonta tiempo atrás de la proclamación del dogma en 1854. Su primer reconocimiento corrió a cargo del Papa Pío VII en 1817 y fue concedido a la Catedral de Sevilla para la fiesta de la Inmaculada y su octava.
Este privilegio fue ampliado a toda la archidiócesis hispalense en 1879. Cuatro años más tarde, se extendió a todas las diócesis de España.