5 de diciembre de 2025 Donar
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Antes de volver al Vaticano, el Papa regala un bálsamo de esperanza al Líbano

El Papa consuela a los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut/ Crédito: Vatican Media

El Papa concluyó este martes 2 de diciembre su primer viaje apostólico que lo ha llevado a Turquía y Líbano.

Su visita a este último país ha sido como un bálsamo para una sociedad desgastada por los conflictos y las crisis. León XIV llegó en un momento complejo, con una guerra en la frontera sur con Israel, con la política libanesa bloqueada y una economía que no acaba de recuperarse.

El viaje ha durado apenas 48 horas. Pero aunque breve, su presencia ha aportado luz a una sociedad que, desde hace años, avanza en la penumbra.

Por la mañana visitó el Hospital de la Cruz de Beirut, uno de los más grandes para personas con enfermedades mentales del Medio Oriente. El Santo Padre saludó con cariño a algunos de los 800 pacientes que se tratan aquí de forma gratuita y casi no pudo contener la emoción.

El Papa llevó su caricia al Hospital de la Cruz de Beirut, uno de los más grandes para personas con enfermedades mentales del Medio Oriente. Crédito: Vatican Media

Ante ellos afirmó que en este lugar “habita Jesús” y también les aseguró sus oraciones. “Jesús habita en este lugar: en ustedes, los enfermos, y en quienes cuidan a los enfermos: las hermanas, los médicos, todo el personal sanitario”, señaló el Pontífice.

La crisis económica ha puesto en apuros al centro y ha tenido que ir reduciendo poco a poco sus camas, ya que vive gracias a las donaciones y a una pequeña contribución del Estado.

El Papa también pidió que la sociedad no “olvide a los más frágiles”. “No podemos concebir una sociedad que avance a toda velocidad, aferrándose a los falsos mitos del bienestar, mientras ignora tantas situaciones de pobreza y vulnerabilidad”, añadió tras constatar que esta misión interpela especialmente a los cristianos.

Visita a la zona cero del puerto de Beirut

Después, el Santo Padre ha vivido uno de los momentos más emotivos del viaje en la zona cero de la explosión del puerto de Beirut.

Allí ha consolado a varias familias que portaban fotografías de sus seres queridos fallecidos en la trágica explosión del 4 de agosto de 2020 que dejó más de 200 muertos y 6.000 heridos: 800 hospitalizados en salas comunes y 130 en cuidados intensivos. 

El Papa consuela a un niño que perdió a un familiar en la explosión del Puerto de Beirut. Crédito: Vatican Media

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La magnitud de la devastación superó todo lo que el Líbano había experimentado en décadas: calles ensangrentadas, edificios derrumbados y distritos enteros destruidos. La palabra que más utilizaron los testigos para describir la situación fue “apocalíptica”.

El Papa ha depositado una corona de flores, encendido una vela y rezado en silencio. A continuación, se ha acercado a unos 60 familiares de las víctimas, con quienes ha permanecido unos minutos. Los ha consolado, abrazado y les ha entregado un rosario.

El Papa reza con los familiares de las víctimas de la terrible explosión de 2020. Crédito: Vatican Media

Durante la visita, una de las expresiones más escuchadas ha sido “verdad y justicia”. La investigación sobre la explosión sigue abierta cinco años después sin esclarecer las causas, lo que mantiene la indignación de los familiares. La Asociación de Familiares de las Víctimas pide que el proceso concluya y se depuren responsabilidades.

Misa multitudinaria ante 150.000 fieles en Beirut

Antes de despedirse del Líbano, el Papa celebró una Misa multitudinaria ante unas 150.000 personas en la abarrotada explanada de Beirut Waterfront, una zona costera situada entre el pequeño puerto turístico y el centro de la capital. 

En su homilía, cargada de esperanza, el Pontífice recordó que siempre existen motivos para dar gracias a Dios, incluso en medio de la oscuridad y de las dificultades que atraviesa la nación, marcada por la guerra y la crisis. Invitó a los libaneses a descubrir “pequeños destellos de luz y alegría”, incluso cuando el panorama parece dominado por el sufrimiento.

Cientos de personas esperaron durante horas al Papa en la Misa que celebró este martes. Crédito: Elias Turk/EWTN News

El Papa confesó que, con frecuencia, “agobiados por las fatigas de la vida, preocupados por los numerosos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles, nos sentimos más inclinados a la resignación y a la queja que al asombro del corazón y al agradecimiento”.

A continuación, explicó que el agradecimiento de Jesús al Padre no nace de acontecimientos grandiosos, “sino porque revela su grandeza precisamente a los pequeños y humildes”. Por ello, ensalzó a quienes “sin grandes pretensiones saben percibir los detalles ocultos, las huellas de Dios en una historia aparentemente perdida”.

En ese sentido, exhortó a los fieles a tener ojos “que sepan reconocer la pequeñez del retoño que surge y crece incluso en medio de una historia dolorosa. Pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que despuntan, pequeñas semillas plantadas en el árido jardín de este tiempo histórico, también nosotros podemos verlos, aquí y también ahora”.

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