4 de diciembre de 2025 Donar
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Lo que debes saber de Bartolomé I, el patriarca ecuménico de Constantinopla

El Patriarca ecuménico Bartolomé/ Crédito: Shutterstock

Este viernes, durante su visita oficial a Turquía, el Papa León XIV y el Patriarca ecuménico Bartolomé I, líder de unos 250 millones de cristianos ortodoxos, celebrarán juntos el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea en Iznik, la localidad que se alza donde estuvo la antigua ciudad que albergó esta primera reunión ecuménica de gran importancia.

Al día siguiente, firmarán una declaración conjunta destinada a reforzar el camino del diálogo entre católicos y ortodoxos. 

A pesar de que el Cisma de Oriente (1054) separó formalmente a la Iglesia católica y a las Iglesias ortodoxas, ambas comparten una herencia común fundamental y una estructura sacramental y eclesial muy similar que las diferencia significativamente de otras confesiones cristianas como el protestantismo.

Por ejemplo, católicos y ortodoxos reconocen en la Eucaristía la presencia real de Cristo. Tienen una estructura jerárquica con obispos y sacerdotes ordenados. Ambos comparten una profunda devoción a la Virgen María y a los santos, y creen en su intercesión.

El Papa León XIV junto al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. Crédito: Vatican Media

Pero ¿quién es este referente indiscutible del movimiento ecuménico?

Nacido como Dimitrios Archontonis el 29 de febrero de 1940 en la isla de Imbros —hoy Gökçeada, en territorio turco pero con mayoría griega en su infancia—, Bartolomé I creció en una comunidad marcada por la tensión identitaria entre Grecia y Turquía. 

Formado en la histórica Escuela Teológica de Halki, fue ordenado diácono en 1961 y sacerdote en 1969. Realizó estudios en el Pontificio Instituto Oriental de la Universidad Gregoriana de Roma, en el Instituto Ecuménico de Bosey (Suiza) y en la Universidad de Munich (Alemania). 

Su tesis doctoral, presentada en la Universidad de Atenas, versó sobre el Derecho Canónico, siendo enseguida miembro fundador de la Sociedad de Derecho Canónico de las Iglesias Orientales. En 1973 fue consagrado obispo y posteriormente metropolita, hasta que el 22 de octubre de 1991 fue elegido Patriarca Ecuménico de Constantinopla, sucesor del apóstol San Andrés y primus inter pares (primero entre pares) de la ortodoxia mundial. 

Se trata en todo caso de una primacía honorífica ya que no tiene autoridad administrativa ni jurisdicción sobre los asuntos internos de los otros patriarcados y de las iglesias ortodoxas autocéfalas principales dentro de la comunión ortodoxa bizantina. Una de ellas es la Iglesia ortodoxa rusa—la más grande en términos de fieles—  liderada por el Patriarca de Moscú Kirill, que no siempre reconoce el papel de primus inter pares de Constantinopla, lo que ha generado tensiones históricas. 

Bartolomé tuvo un papel especialmente relevante tras la caída de la Cortina de Hierro o Telón de Acero en Europa, cuando varias Iglesias orientales en países como Rumanía, Bulgaria y Albania recuperaron su libertad y buscaron orientación en la sede ecuménica.

Un patriarca del diálogo y la cooperación entre Iglesias

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Bartolomé I es reconocido internacionalmente como uno de los principales artífices del diálogo entre confesiones cristianas. Bajo su patriarcado, Constantinopla ha intensificado su papel en el diálogo bilateral con la Iglesia Católica, con las antiguas iglesias cristianas que se separaron del resto de la cristiandad tras el Concilio de Calcedonia en el año 451 d.C, así como con comunidades protestantes y también con el judaísmo y el islam.

Con los cuatro últimos pontífices ha mantenido una relación especialmente fluida.

El patriarca invitó al Papa Benedicto XVI a Turquía en 2006, en un viaje que buscaba sanar heridas tras la conferencia de Ratisbona. Ambos rezaron juntos en la sede patriarcal y firmaron una declaración conjunta condenando la violencia en nombre de Dios. Benedicto XVI definió entonces el encuentro como un paso decisivo hacia “una cooperación pastoral más eficaz”.

La relación con Francisco marcó un hito en la historia reciente. En marzo de 2013, Bartolomé I se convirtió en el primer patriarca de Constantinopla que asistía a la inauguración de un pontificado romano desde el Cisma de Oriente de 1054. Juntos han protagonizado varios momentos destacados. Por ejemplo, cuando protagonizaron una oración conjunta en el Santo Sepulcro en mayo de 2014 o cuando visitaron la isla de Lesbos en 2016, junto al arzobispo Jerónimo de Atenas, en defensa de los refugiados.

El patriarca ortodoxo también estuvo presente en la oración por la paz que tuvo lugar en los Jardines Vaticanos en junio de 2014 junto al entonces presidente israelí Shimon Peres y el presidente palestino Mahmoud Abbas.

Un defensor de la creación y de la justicia social

Bartolomé I ha sido denominado con frecuencia el “Patriarca Verde”, por su decidida defensa del medio ambiente. Mucho antes de que la crisis climática ocupase el centro de la agenda global, ya organizaba simposios, peregrinaciones y encuentros científicos-teológicos dedicados al cuidado de la creación. Un tema que también preocupaba a Francisco quien en 2015 publicó la encíclica Laudato Si’.

En estos años, el diálogo ecuménico con Roma ha avanzado con paso firme, pero el panorama interno de la ortodoxia se ha vuelto más complejo. El punto de inflexión llegó en 2018, cuando Bartolomé I decidió conceder la autocefalia a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, es decir, como una entidad eclesiástica independiente del Patriarcado de Moscú, que consideraba canónicamente a Ucrania como parte de su propia jurisdicción histórica. El Patriarca Kirill consideró esta decisión como una intromisión.

La reacción fue radical: el Patriarcado de Moscú rompió la comunión eucarística con Constantinopla, abriendo una grieta profunda en el mundo ortodoxo que persiste hasta hoy. El distanciamiento se ha agravado en los últimos años sobre todo por la postura de Kirill en la guerra de Ucrania, a la que se opone  Bartolomé, con advertencias rusas de posibles medidas aún más drásticas.

Por qué importa la declaración que firmará con León XIV

La declaración conjunta que firmarán Bartolomé I y el Papa León XIV simboliza la continuidad del camino ecuménico iniciado con San Pablo VI y Atenágoras y consolidado en los pontificados recientes.

Antes del viaje del 27 de noviembre al 2 de diciembre que también le llevará a Líbano, León XIV publicó una carta apostólicaIn Unitate Fidei (En la unidad de la fe)— en la que ensalzó el “gran valor ecuménico” del Concilio de Nicea e instó “dejar atrás controversias teológicas” en favor de la unidad de los cristianos.

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“En un mundo dividido y desgarrado por muchos conflictos, la única comunidad cristiana universal puede ser un signo de paz y un instrumento de reconciliación, desempeñando un papel decisivo en el compromiso global con la paz”, escribió.


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