El Papa León XIV continuó este viernes su viaje apostólico a Turquía con un encuentro en la Catedral del Espíritu Santo, en Estambul. Allí se reunió con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas y agentes pastorales que sirven a la pequeña comunidad católica del país.
Tras el saludo inicial de Mons. Martin Kmetec, presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, se proclamaron las lecturas y el Evangelio.
A continuación, el texto completo de su homilía:
Excelencias Reverendísimas,
queridos sacerdotes, religiosas y religiosos,
agentes de pastoral, hermanos y hermanas todos:
Es una gran alegría encontrarme aquí en medio de ustedes. Agradezco al Señor que me concede, en mi primer viaje apostólico, visitar esta “tierra sagrada” que es Türkiye, en la cual la historia de Israel encuentra el cristianismo naciente; el Antiguo y el Nuevo Testamento se abrazan, y se escriben las páginas de numerosos Concilios.
La fe que nos une tiene raíces lejanas. En efecto, obediente a la llamada de Dios, nuestro padre Abraham se pone en camino desde Ur de los caldeos y después, desde la región de Jarán al sur de la actual Türkiye, Abraham partió hacia la Tierra prometida (cf. Gn 12,1). En la plenitud de los tiempos, después de la muerte y resurrección de Jesús, también sus discípulos se dirigieron hacia Anatolia y Antioquía —donde posteriormente fue obispo san Ignacio— y fueron llamados “cristianos” por primera vez (cf. Hch 11,26). Desde esa ciudad, san Pablo inició algunos de sus viajes apostólicos, fundando muchas comunidades. Y es precisamente en la costa de la península de Anatolia, en Éfeso, donde, según algunas fuentes antiguas, habría residido y fallecido el evangelista Juan, discípulo amado del Señor (cf. S. IRENEO, Contra los herejes, III, 3, 4; EUSEBIO DE CESAREA, Historia Eclesiástica V, 24, 3).