El Papa León XIV continuó este miércoles con el ciclo de catequesis sobre la Pascua de Cristo, que, según aseguró, "ilumina el misterio de la vida y nos permite mirarlo con esperanza". Lea aquí el texto completo de la Audiencia General.
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
La Pascua de Cristo ilumina el misterio de la vida y nos permite mirarlo con esperanza. Esto no es siempre fácil o se da por descontado. Muchas vidas, en todas las partes del mundo, aparecen como fatigadas, dolorosas, llenas de problemas y de obstáculos por superar. Sin embargo, el ser humano recibe la vida como un don: no la pide, no la elige, la experimenta en su misterio desde el primer día hasta el último.
La vida tiene su especificidad extraordinaria: nos es ofrecida, no podemos dárnoslas nosotros mismos, y tiene que ser alimentada constantemente: es necesario un cuidado que la mantenga, la haga dinámica, la custodie, la relance.
Se puede decir que la pregunta sobre la vida es una de las cuestiones abismales del corazón humano. Hemos entrado en la existencia sin haber hecho nada para decidirlo. Da esta evidencia brotan como un rio en crecida las preguntas de todo tiempo: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el sentido final de todo este viaje?
En efecto, vivir invoca un sentido, una dirección, una esperanza. Y la esperanza actúa como el impulso profundo que nos hace caminar en las dificultades, que no nos hace rendirnos ante las fatigas del viaje, que nos asegura que el peregrinaje de la existencia nos conduce a casa. Sin esperanza la vida corre peligro de aparecer como un paréntesis entre dos noches eternas, una breve pausa entre el antes y el después de nuestro paso por la tierra.