En la última Misa del novenario dedicado a Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan asesinado el pasado 1 de noviembre, la Iglesia Católica alzó la voz para exigir un alto al derramamiento de sangre en Michoacán (México).
Durante la celebración del Día de los Muertos, en la plaza principal de la ciudad, un hombre armado se acercó al alcalde y le disparó a quemarropa, causándole la muerte.
́En diversas ocasiones Manzo había denunciado públicamente la presencia de grupos criminales en la zona y solicitado apoyo a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para frenar la delincuencia organizada.
Un llamado a “contener la cultura de la violencia”
En el en el Santuario de Guadalupe de Zamora, se realizó durante la noche del 11 de noviembre una celebración eucarística llamada “Misa en favor de la paz y la justicia”, que reunió a los miembros del presbiterio y a numerosos fieles de la región.
Durante la homilía, el P. Jesús Valencia Álvarez, párroco de San Francisco en Patamban, denunció que “ya es mucha la sangre derramada, ya es mucho el dolor del pueblo mexicano. Se tocó el límite del sometimiento descarado e inhumano en nuestro amado Michoacán”.