Amigos, familiares y fieles se reunieron para despedir a Monseñor Francisco Moreno Barrón, Arzobispo de Tijuana (México), quien falleció el domingo 26 de octubre tras enfrentar durante tres años un cáncer de pulmón. Quienes lo conocieron lo recordaron como un pastor cercano, sensible y profundamente entregado a su pueblo.
Desde el martes 28 de octubre se realizaron velaciones en distintas parroquias de la arquidiócesis, donde miles de personas acompañaron al obispo que durante nueve años guió a la Iglesia Católica en la frontera con Estados Unidos.
Durante la Misa de Exequias el 30 de octubre, celebrada en el atrio de la catedral, Mons. Ramón Castro, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), lo definió como “un padre cercano, discípulo fiel de Cristo, exigente consigo mismo”. Señaló que su muerte representa “la plenitud de una existencia sembrada en el amor, que ahora florece en la eternidad”.
El prelado recordó que, a lo largo de sus 46 años de ministerio, “sembró en los corazones, sembró tanto por la unidad de la Iglesia, sembró consuelo entre los pobres y esperanza en los momentos difíciles de nuestra patria y de esta frontera”.
Incluso, añadió que durante su enfermedad estuvo “enviando mensajes de aliento a sacerdotes, familias y jóvenes”, convirtiendo su dolor en “una invitación a mantener la esperanza”.