7 de diciembre de 2025 Donar
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San John Henry Newman, inspirador de conversiones: “Sin su legado, quizás hoy no sería católico”

Ryan Marr es un experto en la santidad de Newman y fue el editor asociado del Newman Studies Journal/ Crédito: Foto cedida

San John Henry Newman, ese clérigo converso del que, durante años, desconfió más de uno en Londres y en Roma, se alza hoy en día como un faro que sigue inspirando a muchos a abrazar como él la fe católica. 

“Estoy personalmente agradecido por el testimonio vital de Newman, porque sin su legado quizás hoy no sería católico”, confiesa Ryan “Bud” Marr, reconocido estudioso del santo inglés, a quien el Papa León XIV conferirá el título de Doctor de la Iglesia este sábado. 

La memorable frase de Newman —“ser profundo en la historia es dejar de ser protestante”— fue determinante en su historia de conversión personal. Cuando la leyó por primera vez “estudiaba para ser pastor protestante”, revela en conversación con ACI Prensa.

“Comprendí de inmediato que debía leer el resto del ensayo de Newman para poner a prueba la veracidad de su afirmación. No podía simplemente ignorar ese desafío y seguir por el camino en el que estaba”, explica. 

El experto, exeditor asociado del Newman Studies Journal, asegura que “hay innumerables testimonios semejantes” al suyo y que seguirán creciendo en los años venideros a la luz de su designación como 38º Doctor de la Iglesia.

Para Marr, Newman tenía un don singular: “Expresar verdades fundamentales en frases breves y memorables”, capaces de atravesar el tiempo y tocar las conciencias. De ahí que tantas personas, a lo largo de más de un siglo, hayan encontrado en sus escritos un camino hacia la conversión. 

El desarrollo de la doctrina: su contribución decisiva

Para Marr, la aportación más significativa de Newman a la teología católica contemporánea es su desarrollo de la doctrina. “No es que Newman escribiera algo completamente nuevo”, explica. 

“Otros teólogos católicos, especialmente San Vicente de Lerins, ya habían tratado el tema del desarrollo doctrinal. Pero Newman sintetizó diversas ideas en una teoría unificada y convincente, de modo que cualquier teólogo posterior ha debido partir de su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana al abordar este tema”, defiende.

Esta visión, añade, fue determinante para el pensamiento del siglo XX. Newman mostró que “la comprensión eclesial de las verdades reveladas se profundiza con el tiempo”. “En algunos casos, la Iglesia ofrece nuevas formulaciones —como sucedió con el Credo de Nicea—, pero estos desarrollos siempre afirman y clarifican lo que ha sido transmitido”, subraya. 

“El depósito de la fe es inmutable, pero nuestra comprensión de ese depósito realmente se expande”, agrega. Cada generación, insiste Marr, debe “proclamar la verdad de la fe dentro de sus propias categorías lingüísticas”, pero siempre preservando lo “esencial mientras enfrenta los desafíos de su tiempo”.

Conciencia y sensus fidei: dos ejes del discernimiento cristiano

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Cuando se anunció que Newman sería proclamado Doctor de la Iglesia, recuerda Marr, “algunos observadores predijeron que el Papa León XIV podría darle el título de Doctor de la Conciencia”. No es casualidad. Newman, recuerda, dedicó algunos de sus textos más influyentes a la “centralidad de la conciencia en el camino hacia Dios”, tanto en su etapa anglicana como en su nueva vida como católico.

Al igual que Santo Tomás de Aquino, explica Marr, “Newman creía que una persona nunca debía actuar contra lo que su conciencia le dictase”, porque al hacerlo “socavaría la coherencia misma de la vida moral”.

Sin embargo, el antiguo coloso del anglicanismo, convertido al catolicismo con 45 años, también advertía sobre la tendencia humana al “autoengaño”, explica Marr. El estudioso constata que Newman insistía en la necesidad de “formar la conciencia según la ley divina y natural”.

En Carta al Duque de Norfolk (A Letter to the Duke of Norfolk) de 1874, uno de sus ensayos más célebres, Newman alertaba contra una “falsa noción de conciencia”, identificada con el derecho a la voluntad propia, una idea que, según Marr, “refleja la mentalidad moderna” que valora la independencia subjetiva sobre la verdad objetiva.

Por ello, añade, “como católicos, debemos trabajar para restaurar la verdadera visión de la conciencia, en línea con la enseñanza de gigantes teológicos como Aquino y Newman”.

Newman no entendía el sensus fidei como “un contrapeso populista frente a la jerarquía”

Este tema se entrelaza con el concepto del sensus fidei, el sentido sobrenatural de la fe otorgado a los bautizados: ”Newman se adelantó a su tiempo al reconocer que los fieles laicos tienen un papel esencial en la defensa y transmisión de la tradición. El sacerdocio de todos los creyentes significa, en parte, que los bautizados poseen un sentido especial de la fe, una capacidad que debemos fortalecer mediante la devoción y el estudio”.

Marr recuerda que, para Newman, este sentido tenía también una dimensión comunitaria, el sensus fidelium, o sentido de los fieles. “No lo entendía como un contrapeso populista frente a la jerarquía”, aclara. “Sabía que el Papa y los obispos ejercen una autoridad divinamente instituida, pero recordaba que ha habido momentos en la historia —como durante la controversia arriana— en que los laicos defendieron la fe, incluso cuando algunos pastores vacilaron”.

Un profeta frente a la apostasía moderna

Con lucidez profética, asegura el experto Newman “previó la creciente irreligiosidad del mundo moderno”. En el sermón que predicó en 1873 La Infidelidad del Futuro (The Infidelity of the Future), Newman advertía que las pruebas del porvenir serían tan grandes “que harían vacilar incluso a corazones tan valientes como los de San Atanasio o San Gregorio Magno”, según Marr. 

Newman, detalla, percibió que el mayor peligro de la modernidad sería precisamente la difusión de la incredulidad, una sociedad “simplemente irreligiosa”.

Sin embargo, frente a este panorama oscuro, “Newman no llamó a la retirada ni propuso estrategias autoritarias”. Se enfrentó con valentía a las ideas filosóficas de su tiempo y ofreció una explicación convincente de la “razonabilidad de la fe cristiana”, profundamente arraigada en la tradición católica y en diálogo con la filosofía moderna, explica.

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Newman y la misión intelectual del laicado

Newman, prosigue el experto, entendía la vida de la Iglesia Católica como algo “dinámico”, donde “todos los miembros del Cuerpo de Cristo tienen un papel activo en la proclamación de la verdad”.

Los padres del Concilio Vaticano II retomaron esta visión, presentándola como un llamado urgente a los católicos contemporáneos. En todo caso, el experto advierte que es importante entender bien esa llamada: “Los laicos no cumplen su vocación volviéndose más clericales, sino santificando el mundo según su propia misión específica, llevando el Evangelio a la educación, al derecho, a la medicina, a la cultura”.


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