Aunque nihil obstat es la designación más alta que una propuesta de milagro puede recibir en tiempos modernos, la Santa Sede, de acuerdo con las normas recientes, también puede denunciar presuntos milagros si la Iglesia los considera preocupantes, no de origen sobrenatural o incluso fraudulentos.
La Rue animó a quienes esperaban un milagro a “ser conscientes de las maneras ordinarias en que Dios comunica su amor y su gracia a lo largo del día”.
“No necesariamente tiene que ser algo espectacular, pero hay muchas pequeñas maneras en las que Dios nos está mostrando constantemente su cariño por nosotros”, dijo La Rue.
Una comunidad de fe floreciente
La Rue, quien reside en el Newman Center, señaló que la vibrante comunidad está creciendo.
“Es un lugar donde los jóvenes realmente se encuentran con Nuestro Señor y se encuentran entre sí, y construyen amistades fuertes y duraderas fundadas en el amor compartido a Dios y el deseo de vivir una vida plena, una vida gozosa”, dijo La Rue.
Unas 70 personas ingresaron a la Iglesia a través del programa Orden de Iniciación Cristiana de Adultos (OCIA, por sus siglas en inglés) del centro el año pasado.
“La cantidad de personas que vinieron a unirse a la Iglesia el año pasado y que literalmente simplemente llegaron, nadie fue a buscarlas”, dijo La Rue. “Ciertamente tenemos a esas personas, pero muchas de ellas simplemente vinieron por su cuenta”.
La Misa dominical, dijo, suele estar abarrotada de asistentes.
“He podido ver simplemente la realidad de los jóvenes reconociendo que el mundo no tiene las respuestas, que las cosas del mundo no satisfacen”, dijo. “Y vienen aquí para encontrar verdadera paz, amor y libertad en Nuestro Señor”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.
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