El Papa León XIV previno durante la Audiencia General de este miércoles de la pretensión de que la verdadera alegría “debe ser sin heridas” ni “pruebas” al tiempo que aseguró que el dolor de la vida “no es la negación de la promesa”.
“Hay un obstáculo que a menudo nos impide reconocer esta presencia de Cristo en lo cotidiano: la pretensión de que la alegría debe ser sin heridas”, aseguró el Pontífice.
El Santo Padre continuó como en las semanas anteriores con la catequesis sobre la resurrección de Cristo al subrayar que su presencia no se impone con “clamores” sino que con “paciencia” espera el momento adecuado para “transformar la decepción en confiada espera”.
Ante cientos de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, pidió la Gracia de poder notar la “presencia humilde y discreta” de Cristo y de descubrir que “todo dolor, si es habitado por el amor, puede convertirse en lugar de comunión”.
El Santo Padre comenzó su catequesis sobre la Resurrección con la imagen de los discípulos de Emaús que caminaban “tristes porque esperaban otro final, un Mesías que no conociera la Cruz”.
De hecho, a pesar de haber oído que la tumba está vacía, son “incapaces de sonreír”, aseguró. Pero Jesús “está a su lado y, con paciencia, les ayuda a comprender que el dolor no es la negación de la promesa, sino el modo en que Dios ha manifestado la medida de su amor”, indicó el Papa.